Buscar sustitutos para la harina y aceite de pescado no es nuevo, sin embargo se debe ser cuidadoso en la selección de productos
alternativos para asegurar el beneficio de la producción.
Por: Stephen G. Newman*
Hace más de 20 años fui contactado por una compañía que quería introducir un producto de residuos bacterianos a la acuicultura como un posible complemento para la harina de pescado. Desde entonces he trabajado con empresas que intentan hacer lo mismo con desechos de la fermentación de etanol, granos de destilación deshidratados y muchos otros productos con los que buscan la producción de harinas y aceites derivados de algas, así como algunos otros que fermentan proteínas unicelulares con el mismo propósito. Para lograr la sustentabilidad de la industria acuícola global la harina de pescado no es la fuente de proteína adecuada y tampoco el aceite de pescado como fuente de lípidos. Ambos conceptos están lejos de ser preocupaciones nuevas; muchos lo han intentado y fallado. Pocos han tenido éxito y muchos están persiguiendo lo que algunos ven como el santo grial de la acuicultura.
Pero, ¿por qué queremos reemplazar la harina y aceite de pescado?
1. Son ingredientes costosos, y la creciente competencia asegura la continuidad de esa tendencia.
2. Se busca encontrar substitutos viables que puedan ser producidos de manera ecológicamente neutra, como mediante el uso de productos de desecho y enfoques que reduzcan la presión sobre los ecosistemas acuáticos.
3. Este cambio es fundamental para asegurar que la acuicultura evolucione y así convertirse en una forma de agricultura verdaderamente sostenible para el planeta.
El mercado es enorme y ninguna empresa podrá siquiera acercarse a satisfacer la demanda: tan solo la producción global de alimento para camarón está en el rango de 2 a 3 millones de toneladas por año. Si se agrega además a los salmónidos y otras especies con altos requerimientos de proteínas y lípidos que son cultivados con alimentos formulados este número fácilmente se duplica. Creo que la búsqueda de sustitutos adecuados será un reto menor para la producción, pero uno grande para su comercialización, sin restar importancia al tema de los precios. Referente a esto, hay una gran variedad de fuentes de proteínas de bajo costo, incluyendo la proteína de soya y las enormes cantidades de harina de aves de corral y subproductos, por mencionar algunos ejemplos. Por tanto, la lista de materias primas que están actualmente disponibles es muy larga.
Esto ha creado presión en el mercado y ha provocado que algunas empresas afirmen que sus productos tienen un valor agregado, un mayor impacto que justifica su uso más allá que de sustituir la harina de pescado. Muchas pruebas de alimento se realizan en laboratorio, otras en campo y después muestran los beneficios de sus productos con base en estas observaciones.
Estas afirmaciones sobre esos beneficios se realizan con base en mejores tasas de crecimiento, resistencia a enfermedades, tolerancia al estrés y, finalmente, rentabilidad, pero hay mucha diferencia entre las pruebas de laboratorio, en sistemas cerrados a pequeña escala, y la miríada de paradigmas de la producción que, al fin y al cabo, son el mundo real.
Regularmente hay muchas variables que impactan los resultados de las operaciones en el cultivo de peces y crustáceos, y el contenido de nutrientes de los alimentos balanceados es solo uno de ellos. Ni el mejor alimento del mundo para estos animales puede exentar la pertinencia de las medidas de bioseguridad y ni atajos que les restan importancia. Esto parece haberse escapado de la atención de los productores, sus inversionistas y las ONG’s que se han autoproclamado gurús para asegurar una producción acuícola sostenible. Existe una gran cantidad de pruebas que se deben hacer en el mundo real para establecer claramente los beneficios económicos reales a partir del uso consistente de estos productos. Los productores y las plantas de alimento balanceado deben ser escépticos y cautelosos al escuchar presentaciones “pulidas” de productos hechas a partir de pruebas de laboratorio que no tienen relevancia automática para el mundo real y la presentación selectiva de datos que ignoran los fallos en las pruebas.
Stephen Newman es doctor en Microbiología Marina con más de 30 años de experiencia. Es experto en calidad del agua, salud animal, bioseguridad y sostenibilidad con especial enfoque en camarón, salmónidos y otras especies.
Actualmente es CEO de Aqua In Tech y consultor para Gerson Lehrman Group, Zintro y Coleman Research Group.
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sgnewm@aqua-in-tech.com