Los alimentos usados en la acuacultura no sólo representan el costo operativo más alto, sino que también son una de las principales fuentes de preocupación ambiental, ya que generan contaminación y usan de manera ineficiente recursos como la harina y el aceite de pescado.
Por ello, uno de los principales retos que enfrenta esta actividad es desarrollar mejores alimentos desde el punto de vista fisicoquímico, nutricional y ambiental; sustituir la harina y el aceite de pescado con fuentes alternas de proteína, y fomentar mejores prácticas de alimentación.
Para dar un enfoque práctico al término “sustentabilidad”, Lorenzo Juárez Mabarak, presidente del Capítulo Latinoamericano y del Caribe de la World Aquaculture Society (WAS), comentó que dentro de la llamada acuacultura responsable, que busca alternativas y el uso eficiente de recursos en todos los aspectos, el alimento que tradicionalmente se emplea en los cultivos es fuente de preocupación ambiental principalmente por cuatro razones:
Porque una parte se disuelve y contribuye a la contaminación del agua y de los fondos o sedimentos; de lo que se consume no todo se aprovecha; tradicionalmente se elabora con harina y aceite de pescado, ingredientes que son objeto de crítica en cuanto a su sustentabilidad, uso eficiente y viabilidad a largo plazo, y porque frecuentemente es el costo operativo más alto (hasta 60 por ciento de los costos de producción acuícola).
En la conferencia “La sustentabilidad ambiental y la acuacultura” que impartió en septiembre en el CICESE, indicó que los peces no tienen un requerimiento de harina de pescado en su dieta; requieren nutrientes. Por ello,“en la naturaleza los peces sí comen peces”.
Para alimentar peces en un cultivo se debe considerar que éstos tienen ventajas importantes de eficiencia respecto a otros animales que no son acuáticos. Por ejemplo, no necesitan soportar su propio peso porque flotan en el agua; no usan energía para regular su temperatura (son poiquilotermos, es decir, no generan calor para regular su temperatura corporal sino que ésta varía con la del medio ambiente); algunos son filtradores y no tienen siquiera que moverse para alimentarse; algunos ocupan un nicho bajo en la cadena alimentaria, y utilizan el espacio tridimensional.
Esto hace de la acuacultura una de las formas más eficientes de producción de proteína animal. Algunos ejemplos: para producir un kilogramo de carne de res se requieren ocho kilos de alimento y 7 mil 028 litros de agua dulce, en cambio para producir un kilogramo de camarón cultivado se necesitan 1.8 kilos de alimento y mil 600 litros de agua dulce.
Producir un kilo de carne de cerdo conlleva tres kilos de alimento y 2 mil 861 litros de agua dulce, mientras que para producir un kilo de carne de pescado en maricultivo se requieren 1.5 kilos de alimento y 122 litros de agua dulce. Para un kilo de carne de pollo se necesitan dos kilos de alimento y mil 175 litros de agua dulce, mientras que producir un kilo de carne de mejillón (un molusco) no necesita alimento ni agua dulce, pues son organismos filtradores.
En gran medida esto ha llevado a que la acuacultura sea el sector de producción de alimentos con mayor desarrollo a nivel mundial, con un crecimiento anual sostenido de entre 5 y 10 por ciento desde la década de los 60. De ella se obtiene ya la mitad de todos los productos pesqueros que consumimos, según informó el doctor Juan Pablo Lazo Corvera, presidente de la WAS.
Esto es importante, porque la demanda global de aquí a 15 años será deficitaria en 40 millones de toneladas, una cifra que apenas podrá ser aportada por la acuacultura, considerando que 31.4 por ciento de las pesquerías tradicionales están sobrepescadas; 58.1 por ciento pescadas a su máxima capacidad y sólo 10.5 por ciento son pescadas por debajo de su capacidad, según datos de 2013 aportados por Lorenzo Juárez.
Las capturas totales en 2014 fueron de 93.4 millones de toneladas, agregó, una cifra que se ha mantenido más o menos estable desde finales de los años 80, aunque obviamente ha supuesto un incremento significativo en el esfuerzo pesquero.
Esto contrasta con las cifras que presentó Juan Pablo Lazo (quien es además investigador del CICESE). Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), en 2012 la producción mundial de la acuacultura fue de 66 millones de toneladas, que representaron ingresos por 138 billones de dólares americanos.
En este contexto, el tema de la nutrición de peces cultivados (y más de aquellos carnívoros marinos que están arriba en la cadena trófica, como el jurel, pargo, totoaba, robalo, corvina), es bien importante porque:
— Como ya se mencionó, en promedio, 60 por ciento de los costos de producción acuícola está relacionado con el alimento.
— La rentabilidad de un cultivo de peces depende en gran parte de la calidad y eficacia del alimento balanceado suministrado.
— En 2010, 67 por ciento de la producción mundial de acuicultura dependió directamente de alimento formulado.
— El incremento de la producción mundial de alimentos para acuicultura es de 10 por ciento anual.
Como en México casi todas las dietas para cultivar peces marinos se importaban, se ha destinado un gran esfuerzo en desarrollar alimentos formulados de alta eficiencia y rentabilidad que estén elaborados y validados a nivel piloto-comercial, fabricados con ingredientes comercialmente disponibles en el mercado nacional, y que eviten caer en la “trampa” de utilizar harina y aceite de pescado para su elaboración.
Pero además del alimento, el cultivo de peces marinos tiene otros pendientes que resolver. Lorenzo Juárez los enlista: reducir la contaminación del agua donde se cultivan; escoger mejor la ubicación de maricultivos para controlar la degradación del fondo marino; vigilar la transmisión o amplificación de patógenos; cuidar los efectos genéticos asociados al escape de peces; reducir el uso de agroquímicos; evitar la magnificación y translocación de patógenos, y atender el impacto a predadores u otros animales silvestres.
El déficit de productos pesqueros sólo podrá satisfacerse a través de la acuacultura.
Desarrollan dietas “made in México” para cultivar peces marinos.
Desarrollan dieta para peces de cultivo.
El futuro de la acuicultura es la sustentabilidad.
Fuente: https://www.cronica.com.mx/notas/2018/1061433.html