El sector portugués de acuicultura se enfrenta a una gran crisis después que, en 2018, el Gobierno decidiera abrir un proceso legislativo para incluir a la trucha arcoíris y la ostra japonesa (Crassostrea gigas) como especies exóticas invasoras y prohibir su producción en territorio nacional.
Escrito por: redacción / MisPeces.com
Se trata, sin lugar a dudas, de una medida radical de la aplicación del reglamento europeo sobre especies exóticas invasoras. Ni siquiera en España, en su peor momento, se llegó a plantear su prohibición, ya que a todas luces se trata de una especie naturalizada.
De momento, y como señalaron recientemente a la redacción de la fuente informativa de esta nota desde la Asociación Portuguesa de Acuicultura (APA) no se han producido avances en hacer reflexionar al Gobierno sobre la determinación adoptada, ni se están recibiendo mayor información de en qué momento se encuentra el proceso legislativo.
La posible clasificación de la ostra japonesa como especie exótica invasora implicaría que en el plazo de 2 años los productores tendrían que, haciendo un cambio de especie sustituta, para lo que no existe de momento, ni el producto ni el desarrollo tecnológico de la ostra plana, una posible candidata, que obviamente no cuenta con el mismo mercado que la otra.
Una de las zonas más afectadas con la aplicación de la prohibición sería la Ría de Aveiro, donde se encuentra la mayor parte de la producción de ostras del país. Por su alta calidad este producto es especialmente apreciado en Francia, el mayor consumidor del mundo de este bivalvo.
Por su parte, desde APA, Fernando Gonçalves, secretario de la Asociación, ha defendido recientemente en una entrevista en el programa SIC Portugal, que no tiene sentido este tipo de prohibición, que no está avalada “por ningún tipo de trabajo científico que apunte ninguna evidencia sobre la ostra japonesa como exótica invasora”. Incluso, señala Gonçalves, “el Reglamento europeo no la considera invasora”.
Desde el sector defienden que se trata de una especie que se encuentra en las zonas de producción. Al menos en la zona de Aveiro donde hay una importante producción de este bivalvo no se encuentra fuera de los parques de cultivo.
Como recuerda Gonçalves, la prohibición daría al traste con 1.000 puestos de trabajo en la zona de Aveiro y una facturación anual de aproximadamente 3 millones de euros.