Columna AMPAR
Por: Mtra. Marisol Levitt Landa *
La acuicultura de coral no solo ofrece medios de vida alternativos a las personas que viven cerca de los arrecifes, sino que también es una herramienta con mucho potencial para desarrollar métodos que puedan ayudar a reproducir y propagar a los corales con mayor rapidez en sistemas cerrados (Hancock, et al., 2021). Al comprender mejor a estos organismos se podrán plantear estrategias para reproducir las especies en peligro de extinción y con ello reintroducirlas a su hábitat natural y restaurar a los arrecifes de coral.
Los corales son animales muy susceptibles a los cambios ambientales por lo que se encuentran severamente amenazados, en el año 2000 se perdieron alrededor del 27% de los arrecifes del mundo, y las predicciones indican que los arrecifes de coral podrían desaparecer para el 2050 (Wilkinson, 2000), el éxito de la supervivencia se encuentra en su habilidad para adaptarse a estos cambios ambientales.
Los corales tienen un gran valor económico. Indonesia y Filipinas exportan entre el 70 % y el 80 % de los corales del mundo (Wood et al., 2012); el comercio de corales vivos para negocios y usuarios privados ha incrementado en las últimas décadas en respuesta a la demanda de la adquisición de acuarios marinos siendo el principal comprador Estados Unidos (80%) (Fessenden, 2013); el valor de exportación mundial del comercio de corales para acuarios marinos va entre $ 25 a $ 40 millones de dólares por año.
Estas situaciones han puesto en riesgo la salud y el hábitat de estos organismos, es por ello que a través de los años, el desarrollo de nueva tecnología ha ayudado a simular los requerimientos fisicoquímicos y biológicos necesarios para el crecimiento óptimo de corales, lo que permite mantener a estos organismos en sistemas cerrados y con ello el desarrollo de un nuevo mercado. El cultivo de corales se ha vuelto indispensable no sólo para su protección y conservación sino también como una práctica para abastecer la demanda de estos organismos a nivel mundial.
Propagación de corales en sistemas cerrados
Los componentes principales para la propagación de corales en sistemas cerrados van desde los tanques, el sistema de iluminación, las bombas de agua y los filtros; como se mencionó anteriormente los corales responden a las condiciones fisicoquímicas del agua, por ello una buena calidad es esencial para el desarrollo de éstos.
Para incrementar la eficiencia y producción de corales, debemos comenzar comprendiendo que, si bien el coral es un animal, éste vive en simbiosis con un alga (zooxantelas), por lo que parte de su principal alimento proviene de la luz (fotosíntesis), aunque se recomienda alimentarlos ocasionalmente con plancton, como los anfípodos y copépodos.
Otro punto importante es conocer el tipo de coral que tenemos o queremos, dentro de la taxonomía de los corales éstos se encuentran divididos principalmente en dos subclases: hexacorales y octocorales. El nombre hexacoral deriva de la cantidad de tentáculos que tienen, los cuales son seis o múltiplos de seis, asimismo son conocidos como corales verdaderos, hermatípicos o duros. Mientras que, los Octocorales poseen 8 tentáculos que rodean a su boca y están conformados en su mayoría por los corales blancos.
Los requerimientos entre ambas subclases son diferentes ya que los corales duros al estar constituidos en su mayoría de esqueleto calcáreo, tienen una gran demanda de carbonatos y calcio en el agua para la construcción de sus esqueletos. Cuidar que estos elementos se encuentren en concentraciones idóneas se convierte en un aspecto fundamental para su desarrollo.
Una buena iluminación se encuentra entre los factores principales para su crecimiento, ya que los corales duros necesitan de luz intensa con el espectro adecuado y una serie de corrientes de moderadas a fuertes, las cuales se pueden simular utilizando bombas de circulación.
“Dentro de la calidad del agua debemos tener cuidado con los altos niveles de nitrato (No3) y fosfato (Po4) ya que pueden evitar la calcificación del carbonato de calcio en sus esqueletos.“
En los acuarios marinos los corales duros se llegan a dividir de acuerdo a su morfología (tamaño del pólipo) en dos categorías: coral duro de pólipo grande (LPS, siglas en inglés) y coral duro de pólipo pequeño (SPS, siglas en inglés); entre sus características los corales de pólipo largo son más agresivos y se caracterizan por tener una sola boca localizada en el centro de cada cabeza; mientras que, los corales de pólipo pequeño poseen un esqueleto calcáreo cubierto por un tejido delgado, por lo que se benefician de una corriente de agua fuerte beneficiando que los desperdicios o detritos se remuevan de su superficie además acercar comida a sus pequeños pólipos.
A diferencia de los duros, los corales blandos carecen de un esqueleto calcáreo, por lo que poseen espículas calcáreas en todo su tejido para darles rigidez, requiriendo una menor intensidad lumínica y corrientes suaves, siendo éstos más resistentes y fáciles de mantener.
Debemos considerar que los corales blandos suelen ser más agresivos (ataques químicos) que los corales duros, por lo que si se quiere tener un acuario con ambos tipos de coral debemos de asegurarnos de distribuir correctamente en distintas zonas del acuario cada coral para evitar las guerras químicas y competencia entre ellos.
El comercio de corales se encuentra regulado por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres ( CITES), si tenemos la idea de iniciar o tener un negocio de corales, debemos asegurarnos de que los corales que adquirimos sean legales y no se encuentren en las listas o normas mexicanas (NOM-059-SEMARNAT-2010) como especies en peligro de extinción, ya que al comprarlos podríamos ser acreedores a una multa administrativa y/o una acción penal por tráfico de especies en peligro de extinción.
La acuicultura de coral no solo ofrece medios de vida alternativos a las personas que viven cerca de los arrecifes, sino que también es una herramienta con mucho potencial para desarrollar métodos que puedan ayudar a reproducir y propagar a los corales con mayor rapidez en sistemas cerrados (Hancock, et al., 2021). Al comprender mejor a estos organismos se podrán plantear estrategias para reproducir las especies en peligro de extinción y con ello reintroducirlas a su hábitat natural y restaurar a los arrecifes de coral.
*Graduada de la facultad de biología de la Universidad Veracruzana, con una Maestría en Investigación Marina por la Universidad de Southampton en Reino Unido. Cuenta con más de 15 años de experiencia en proyectos e investigación, principalmente en temas relacionados con el ámbito marino. Durante el 2016 se incorporó al sector privado, siendo jefa de departamento marino donde realizó el mantenimiento, propagación y crecimiento de corales; posteriormente participó como técnico especialista en proyectos de investigación en la Universidad Veracruzana y actualmente tiene una empresa de asesoría y gestión ambiental, además de colaborar como asesora para la empresa Corallium S.A. de C.V. y socia para la fundación Corallia A.C. con proyectos de divulgación y educación ambiental.
Referencias citadas por la autora al interior del texto, disponibles bajo previa solicitud a nuestro equipo editorial.