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Asunto de Conciencia: Ostiones

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Si bien es cierto que es muy agradable consumir ostiones, igualmente es necesario se publique la información concerniente a sus diferentes particularidades y problemáticas, ya que, sin el trabajo de pescadores, gobierno y científicos, estos delicados moluscos jamás llegarían a la mesa de los futuros comensales.

En esta atractiva gráfica gastronómica (Figura 1) podemos apreciar, sin lugar a dudas, un delicioso coctel de ostión; pero… ¿de cuál especie es?, ¿qué relevancia tiene saber esta información?, así como también investigar o preguntarnos: ¿son silvestres o de cultivo?

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Sin haber observado la concha de los moluscos de este platillo, no hay posibilidades de saber qué especie contiene, y esto para ostiones nativos de poblaciones silvestres, pudiera tener consecuencias inimaginables.

“La intención de este artículo es exponer, grosso modo, lo importante que resulta no solo conocer, sino también difundir varios y significativos datos al respecto.”

Si bien es cierto que es muy agradable consumir este tipo de alimentos tan codiciados, igualmente es necesario se publique la información concerniente a sus diferentes particularidades y problemáticas, ya que, sin el trabajo del sector productivo (pescadores, sobre todo), gubernamental y científico, estos delicados moluscos jamás llegarían a ser disfrutados en la mesa de los futuros comensales.

Casi cada año, desde hace más de una década, en cada temporada de veda del “ostión de mangle” u “ostión de placer”, Crassostrea corteziensis (15 de julio a 15 de noviembre*), ha sido recurrente la visita de pescadores al Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR)-Unidad Sinaloa, del Instituto Politécnico Nacional, para solicitar el apoyo logístico que facilite y promueva la diferenciación en la forma de las conchas entre el “ostión de placer” y, específicamente, la especie Saccostrea palmula, que ‒curiosa, pero de manera comprensible‒ se conoce también como “ostión de mangle” u “ostión perro”.

Ambos ostiones habitan en el mismo nicho y en el mismo bosque de mangle que recubre la línea costera del centro-norte del estado, inclusive en la misma raíz, como se observa en la Figura 2.

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De hecho, conviven también con Crassostrea columbiensis, Ostrea conchaphila y Myrakeena angelica, en competencia por los espacios en las raíces del manglar, pero, por su baja abundancia, no entran en el conflicto que implica la pesca del recurso “ostión” en esta región del país.

Sin embargo, el argumento anterior no demerita la importancia biológica que ofrecen los servicios ecológicos y socioeconómicos de todas estas especies, sin considerar su prevalencia.

“Al parecer, la problemática que enfrentan los pescadores radica en la confusión que implica la captura y comercialización del “ostión perro” ‒y las otras tres especies anteriormente mencionadas, cuando deben justificar su pesca a las autoridades durante la temporada de protección del “ostión de mangle”.”

Esta confusión se genera debido a:

1) la estrecha convivencia entre estas especies ‒todas nativas de la región‒ en los mismos sitios,

2) la azarosa similitud en la forma de sus conchas, y

3) el hecho inherente que significa la pesca de cualquier especie de ostión en los meses de protección establecidos para el “ostión de placer”.

Por tal confusión, los pescadores han sido despojados de su pesca (“ostión perro”), recibiendo sanciones económicas y, en algunas ocasiones, hasta retenidos momentáneamente. En el transcurso de este trámite, acuden al IPN-CIIDIR-Sinaloa para tratar de aclarar y solventar el problema.

“Es comprensible la posición de ambas partes: las autoridades que vigilan los recursos y los pescadores con necesidad de continuar trabajando para el sustento familiar; por lo que es imperativo contar con la información general necesaria que ayude a esclarecer dicha situación.”

El establecimiento de un cierto periodo de veda, para cualquier especie de ostión, se basa fuertemente en el conocimiento de su ciclo reproductivo, cuya madurez se alcanza a cierta talla, la cual es fácilmente diferenciada por los pescadores y comensales al escuchar que dicen: “este ostión está gordo”.

Entonces, el punto medular para proponer soluciones a la mencionada problemática radica en estudiar el crecimiento del ostión, a la par del desarrollo de su tejido reproductivo, entre otros indicadores.

Tales procedimientos tecnológicos se realizaron para poblaciones silvestres de C. corteziensis a diferentes latitudes a lo largo del Pacífico mexicano, y se siguen haciendo cada año ‒por parte de instancias de investigación‒ para ajustar correctamente los meses en que este ostión debe ser protegido, justo cuando presenta el máximo pico de reproducción, es decir, desde el 15 de julio hasta el 15 de noviembre.

“De esta manera, la especie mantiene sus poblaciones silvestres de forma sustentable y, al mismo tiempo, permite ser extraída por los pescadores de las comunidades costeras sin poner en riesgo su existencia, demostrando su capacidad para la resiliencia.”

La situación para el “ostión perro” (S. palmula) es completamente diferente y desfavorable; ya que, primero, no existe un tiempo de veda que lo proteja; lo que ‒al parecer y, en segundo lugar‒ se entendería como la razón por la cual podría capturarse, inclusive, ¡todo el año!

Lo anterior, apuntala el tercer asunto que se refiere a la potencial amenaza a estar expuesto a un posible escenario de sobreexplotación por el desconocimiento de su ciclo de reproducción, lo cual derivaría en instituir un necesario tiempo de protección con carácter de urgencia.

“Finalmente, la cuarta observación recae en el conflicto social de todos los años que involucra a los pescadores con las autoridades, el cual exige otorgarle el verdadero peso específico al “ostión perro” cuando se vuelve “protagonista” en los meses que se captura, cuando el “ostión de mangle” está protegido.”

Una estrategia básica, fácil y rápida para contribuir a solventar dicha situación es diferenciar, a simple vista, la forma de las conchas de ambos ostiones.

Externamente, la concha del “ostión de mangle” es alargada y ovalada, tiene forma de cuchara con bordes planos, sin salientes (Figura 3).

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Una vez que las conchas se limpian y lavan, puede observarse una coloración café-ocre o gris, mientras que en su interior es blanca brillante con algunas manchas oscuras de forma irregular. Cuando se desprende el ostión de la concha, se aprecia una cicatriz de color púrpura.

Por otro lado, la forma de la concha del “ostión perro” es más bien semicircular y su concha acopada presenta dientes pequeños en su borde (Figura 4).

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El patrón de coloración exterior es similar a C. corteziensis, pero, por dentro, presenta vetas verde-amarillentas e, inclusive, cafés o violetas, misma tendencia que se encuentra en la cicatriz que deja el músculo donde se adhiere a la concha.

Con la intención de contribuir a aliviar la problemática, el Laboratorio de Malacología del IPN-CIIDIR-Sinaloa está desarrollando un estudio preliminar reproductivo en una población del “ostión perro” del sistema lagunar San Ignacio-Navachiste-Macapule, en el municipio de Guasave, el cual incluye su caracterización morfológica comparativa con el “ostión de placer”.

De esta forma, se podrá conocer, por primera vez en la zona, el comportamiento reproductivo de esa población de ostiones. Sin embargo, es importante la continuidad de este tipo de estudios, junto con otros complementarios (todos los años), como una prioridad para establecer correctamente su tiempo de veda.

“La solución integral a esta problemática tiene como eje central la educación en el tema que se expone, el apoyo a trabajos de colaboración entre los sectores involucrados (pescadores, autoridades, instituciones de investigación, etc.) y la divulgación de los resultados de forma simple y entendible, que impliquen propuestas de rápida y sencilla aplicación.”

Suena fácil, pero todavía dista mucho de serlo, ya que, lograr semejante meta significa la planeación y realización de trabajo interdisciplinario efectivo entre todas las instancias implicadas en la explotación sustentable, protección y conservación del recurso “ostión” de las poblaciones al sureste del Golfo de California.

En particular, el establecimiento de medidas para la protección del “ostión perro” evitaría conflictos entre pescadores y autoridades, y permitiría su diseminación y permanencia tanto en su ambiente como en los propios cocteles.

Esta es una versión resumida desarrollada por el equipo editorial de Panorama Acuícola Magazine escrito por: Andrés Martín Góngora Gómez, Diego García Ulloa Gámiz, Juan Antonio Hernández Sepúlveda y Manuel García Ulloa Gómez. Instituto Politécnico Nacional, Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR)-Unidad Sinaloa, Guasave, Sinaloa.

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