Por: Lilia Marín Martínez*
El cambio climático es una grave amenaza para la seguridad alimentaria, el desarrollo sostenible y el almacenamiento.
El cambio climático es una grave amenaza para la seguridad alimentaria, el desarrollo sostenible y el
almacenamiento.
En la actualidad es un hecho comprobado que la temperatura de la tierra ha aumentado a un ritmo cada vez mayor y, si se continúa con esta escalada, el promedio térmico de la atmósfera terrestre aumentará en 0.3°C por década.
Los almacenes son ecosistemas artificiales pobres y relativamente aislados del exterior, donde se presenta una serie de especies, tanto artrópodos como roedores o aves, que pueden destruir, dañar o devaluar entre 10 y 30% de los productos almacenados según la FAO.
Estas variaciones dependen de multitud de factores, tales como: tipo de almacén, zona donde se encuentra (condiciones climáticas), tipo de material almacenado, manejo del mismo, técnicas de control empleadas, etc.
La temperatura (medio ambiente)
Es el factor principal y, en general, a mayor temperatura se dan desarrollos más rápidos, aunque para cada especie existe una temperatura mínima y una máxima por debajo o por encima de las cuales no puede completar el desarrollo, y una temperatura óptima en la que se da el número máximo de descendientes.
Ciclos evolutivos
Los artrópodos (gorgojos, larva, palomilla, alacranes etc.) que encontramos en los almacenes tienen unos ciclos evolutivos de duración muy variable, dependiendo de las condiciones del almacén y del tipo de producto almacenado, por lo que el número de generaciones anuales puede variar notablemente para una misma especie, aunque suele ser elevado.
La humedad atmosférica tiene un papel más directo que la humedad del producto en la evolución del insecto, el cual también es más rápida al ir aumentando la humedad, existiendo de igual manera un mínimo por debajo del cual no se desarrollan, que suele ser del 50 al 60%, o para los insectos, necesitando los ácaros humedades mayores.
Tipo de producto
Influye notablemente en el desarrollo de las especies, pudiendo variar de forma considerable en función de la composición química del producto (tipo de alimento), su contenido en agua y su compacidad. Hay un umbral mínimo de humedad en el alimento para cada especie, por debajo del cual no se desarrolla (suele ser del 13%) y un contenido óptimo con el que su desarrollo es más corto, siendo este valor variable con las especies.
Tropismos
Otra característica común a la mayoría de las especies de almacén es la existencia de un fototropismo negativo el cual las hace huir de la luz y se refugien en el interior del producto atacado, con el aparentemente sano, y un quimiotropismo positivo que las ayuda a encontrar el alimento.
Así, Necrobia rufipes es atraída por los ácidos grasos producidos al enranciarse las harinas de especie animal, que son su lugar predilecto de desarrollo.
Tipos de daños que provocan
Las especies presentes en los almacenes producen dos tipos de daños: los directos, como consecuencia del consumo del producto, y los indirectos, producidos por los destrozos, por la presencia de excrementos y exuvios (cutícula o cubierta exterior exoesqueleto, abandonada por los artrópodos tras la muda), así como por las alteraciones organolépticas del alimento.
Control de plagas en almacén
La prevención del ataque es el primer objetivo a cumplirse, puesto que una intervención temprana puede evitar los daños en los productos almacenados, o minimizar su incidencia.
Limpieza
En primer lugar, orden y limpieza previa de los almacenes y maquinaria es fundamental, y debe realizarse antes de introducir la mercancía, ya que los restos de suciedad, pueden favorecer el desarrollo de insectos.
Igualmente es importante reparar paredes y techos, en su caso, con el fin de que no tengan grietas o resquicios que sirvan de refugio a las posibles plagas.
Bibliografía:
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Maurier H., O. Winding y E. Sunesen.
Guía de los animales parásitos de nuestras casas.
Proteínas Marinas y Agropecuarias S.A. de C.V.
Acciones preventivas en el manejo integral de plagas.
Dirección General. Aseguramiento de Calidad. Gestión de la Calidad.
*Lilia Marín Martínez:
Estudió Ingeniería Química en la Universidad de Guadalajara, con especialidad en Nutrición, Producción de Alimentos para Mascotas y Acuicultura por T&M.
Ha sido Jefe de Control de Calidad y Producción en Aceiteras y en Empresas de Alimentos Balanceados.
Es Consultora Internacional y Nacional en Empresas de Productos Marinos, Aceites y Harinas de Pescado, Plantas de Rendimiento de subproductos de origen animal, entre otros.
CEO de Proteínas Marinas y Agropecuarias S.A. de C.V. (PROTMAGRO) y de Marín Consultores Analíticos.