Por: Alejandro Godoy*
De acuerdo con mi experiencia en la elaboración de estudios de mercado, como comercializador y consultor, me he percatado de que existen paradigmas o creencias que no han permitido crecer el consumo del seafood.
De acuerdo con mi experiencia en la elaboración de estudios de mercado, como comercializador y consultor, me he percatado de que existen paradigmas o creencias que no han permitido crecer el consumo del seafood. A continuación, describiré detalladamente cada una de ellas.
Barrera 1. El seafood se percibe como caro
Se refiere a la percepción, por parte del consumidor, de que pescado y mariscos tienen un alto costo. Esto se debe a que, en la mente del consumidor tanto en México como en Estados Unidos, prefieren camarón, atún, salmón, cangrejo, pulpo.
“Estas especies definitivamente son costosas, comparadas con otras proteínas de origen animal.”
Sin embargo, existen especies como sardinas, sierra, bagre, tilapia, carpa, cazón, curvina, entre otras, que su precio fluctúa entre $ 30 – $ 110 pesos mexicanos por kilo.
Por ejemplo 1 kilogramo de ribeye de res, se encuentra en el rango de los $ 750 – $ 950 pesos y el pescado más costoso sería la Totoaba de granja que oscila entre $ 480 – $ 650 el kilogramo.
Existen varias opciones para eliminar esta barrera, se requiere educar al consumidor sobre temporadas, variedades y buscar la mejor opción según sus posibilidades.
Barrera 2. El seafood es difícil de preparar
Esta es una barrera importante, debido a que el ama de casa, en algunas ocasiones, no cuenta con experiencia para descongelar, porcionar, cocer, empanizar.
Todas estas dudas acerca de cómo cocinar requiere de una habilidad culinaria, que se puede educar en platillos sencillos como caldos, ceviches, empanizados. De igual forma, los cambios en los tiempos y estilos de vida de la sociedad actual no permiten dedicar tiempo a la preparación.
“De acuerdo con estudios del consumidor, el promedio de tiempo para la elaboración de tres comidas fluctúa entre 45-60 minutos diarios.”
Como consecuencia y luego de la pandemia, existe un incremento en el consumo de productos de valor agregado como cocidos, porcionados, empanizados y en conservas. Esta conveniencia disminuye la complejidad de preparar platillos con base seafood.
Esta barrera de disminuir el tiempo de preparación ha mejorado al educar al consumidor con recetarios y demostraciones en puntos venta, para perder el miedo a su preparación.
Barrera 3. El seafood se percibe como peligroso
Existen algunas creencias de que no se debe consumir seafood en meses sin “R” mayo-agosto. “No se debe cenar seafood”. “No se debe dar a bebés o embarazadas seafood por el mercurio”.
“Un aspecto importante que repercute considerablemente, en esta barrera, es la conservación del seafood desde su captura hasta llegar al plato.”
La manipulación y conservación de la cadena de frío es de suma importancia. Existe una fuerte necesidad, de la industria, en controlar la venta clandestina e informal bajo malas prácticas de inocuidad e higiene, que afecta y perjudica a toda la cadena productiva.
De acuerdo con seafoodnutrition.org, una nueva ONG creada para fortalecer estudios científicos y ofrecerlos al público general, esta fuente de información ofrece estudios de beneficios de salud al consumir seafood, por ejemplo:
1.Consumir pescado y marisco disminuye 20% la posibilidad de tener depresión.
2.Gente que consume seafood tiene 14% un cerebro más grande, expandiendo su memoria y facilidad para aprender.
3.Personas que consumen seafood más de dos ocasiones a la semana, tienen un 35% menos de posibilidades de tener enfermedades del corazón.
4.El consumo de omega-3 disminuye la frecuencia y la intensidad de dolores de cabeza.
5.Adultos mayores que consumen omega-3 viven 2.2 años más de vida.
6.Madres embarazadas y niños que consumen omega-3 mejoran su cerebro y su vista.
Barrera 4. El seafood, se desconfía por no recibir lo que se compra
El consumidor tiene una gran incertidumbre al realizar compras en supermercados, pescaderías, así como al ordenar platillos en restaurantes, ante la sustitución de especies. Esta nueva barrera esta estrechamente ligada al origen y la trazabilidad del seafood.
Desde el 2018 en México, Oceana (una ONG dedicada a la protección de los océanos) ha elaborado estudios de mercado llamado “Gato X liebre”, donde por medio de muestreo y análisis de ADN de muestras, valida lo que originalmente se vende y lo que realmente entregan.
“Los resultados han sido sorprendentes, donde el 40% de lo que se ordena en restaurantes se sustituye por otra especie. Cuando se compra en pescaderías se sustituye un 54% y un 11% se sustituye en supermercados.”
Se requiere una mayor certeza, donde las leyes protejan al consumidor, y asegurar que lo comprado sea la especie correcta. Existen avances sobre una norma de trazabilidad en México que puede ayudar enormemente esta problemática; sin embargo, se encuentra estancada en CONAPESCA.
Me retiro mis estimados lectores, hay que aprender a hacer chiles en nogada, pero rellenos de atún o camarón, porque la carne está muy cara.
Las referencias y fuentes consultadas por el autor en la elaboración de este artículo están disponibles bajo petición previa a nuestra redacción.
Alejandro Godoy es consultor de empresas, gobiernos, organizaciones acuícolas y pesqueras globalmente, tiene más de 14 años de experiencia en inteligencia comercial y ha desarrollado misiones comerciales a Japón, Europa y Estados Unidos.
Fue coordinador del Consejo Mexicano del Atún, Comepesca (Consejo Mexicano de Promoción de Productos Pesqueros y Acuícolas), y Consejo Mexicano del Camarón.
Actualmente es fundador de Seafood Business Solutions.
Contacto: alejandro@sbs-seafood.com