Por: Roberto Arosemena*
La bioeconomía azul propone un modelo económico innovador que separa el progreso humano de la degradación ambiental al utilizar de manera sostenible los recursos marinos para impulsar el crecimiento, el empleo y la innovación.
El sector de la bioeconomía azul abarca actividades económicas relacionadas con el uso sustentable de los recursos acuáticos vivos y su transformación en diversos servicios y productos, algunos de ellos altamente innovadores y disruptivos.
Este sector engloba una amplia gama de actividades que implican el uso inteligente y sostenible de los recursos biológicos acuáticos.
A continuación, se presentan ejemplos de estas actividades:
1. Acuicultura y pesca: Gestión y desarrollo sostenible de la acuicultura y la pesca, que pueden ser fuentes de proteínas e ingresos para las comunidades locales.
2. Producción de nuevos alimentos y piensos: Elaboración de alimentos novedosos para consumo humano, como los alimentos a base de algas, y piensos derivados de la biomasa acuática.
3. Productos farmacéuticos y cosméticos: Desarrollo de productos farmacéuticos y cosméticos a partir de organismos marinos, como algas, esponjas y medusas.
4. Productos químicos y materiales sostenibles: Fabricación de productos químicos y materiales ecológicos, como plásticos biodegradables, a partir de biomasa marina.
5. Enzimas para procesos industriales: Desarrollo de enzimas para procesos industriales, como biorremediación y biodegradación, a partir de microorganismos marinos.
6. Biomasa para energía: Producción de biomasa para energía, como biocombustibles y biogás, a partir de organismos marinos.
7. Turismo marino: Actividades turísticas marinas, como buceo, snorkel y avistamiento de ballenas, que pueden impulsar las economías locales y fomentar la conservación marina.
8. Captura de carbono: Utilización de ecosistemas marinos para la captura de carbono, por ejemplo, mediante el cultivo de algas marinas y la reforestación de pastos marinos y manglares.
9. Servicios ecosistémicos: Prestación de servicios ecosistémicos, como el mantenimiento de la calidad del agua, la protección costera y la conservación de la biodiversidad, fundamentales para la salud de los ecosistemas marinos.
10. Innovación e investigación: Actividades de innovación e investigación en áreas como la biotecnología, la biología marina y la ecología para desarrollar nuevos productos y procesos que contribuyan al desarrollo sostenible.
Este conjunto de actividades ilustra la diversidad y el potencial de la bioeconomía azul para promover el uso responsable de los recursos marinos y contribuir al bienestar de las sociedades y la conservación del medio ambiente marino.
La bioeconomía azul propone un nuevo modelo económico que desliga el desarrollo humano de la degradación ambiental, usando de forma sostenible los recursos marinos para generar crecimiento, empleo y soluciones innovadoras.
La bioeconomía azul es un sector que contribuye significativamente en diversas áreas de vital importancia, incluyendo la seguridad alimentaria, el crecimiento económico y la creación de empleo, así como la mitigación del cambio climático.
La producción y diversificación de alimentos acuáticos, como pescados, crustáceos, moluscos y algas, mediante la acuacultura y la pesca, son fundamentales para la seguridad alimentaria. La acuacultura, en particular, juega un papel importante no solo debido al alto volumen de alimento que produce sino también en términos de sustentabilidad, al reducir la presión de la pesca extractiva sobre las poblaciones naturales. Según la FAO, la mitad del consumo de pescados y mariscos en el mundo proviene de la acuicultura.
Además, la bioeconomía azul contribuye al crecimiento económico y la creación de empleo en las comunidades costeras, muchas de las cuales han visto sus formas tradicionales de sustento, como la pesca, disminuir debido a la sobrexplotación y la contaminación.
“La innovación en la creación de nuevas empresas de la bioeconomía azul viene a constituir alternativas de empleo y generación de ingresos, impulsando un incremento en la calidad de vida de los pobladores de las comunidades pesqueras.”
La bioeconomía azul también ayuda a mitigar el cambio climático a través del secuestro de carbono por los recursos vegetales acuáticos, como algas, pastos marinos, manglares y zonas de marismas. Algunas de las actividades comerciales de la bioeconomía azul se realizan con el objetivo de secuestrar carbono del medio ambiente, generar créditos de carbono y comercializarlos posteriormente en los mercados especializados.
Para garantizar su pleno desarrollo y permanencia, los proyectos de bioeconomía azul deben cumplir con ciertas condiciones. Primero, deben ser resilientes, desarrollando estrategias y planes de contingencia que les permitan anticipar, mitigar y recuperarse rápidamente de eventos disruptivos relacionados con perturbaciones económicas y riesgos climáticos.
Segundo, deben ser inclusivos, involucrando a las comunidades locales y a las partes interesadas relevantes en su desarrollo y gobernanza. Esto implica crear oportunidades de empleo y considerar los impactos distributivos de las políticas verdes en la economía azul, garantizando una transición justa y equitativa.
Tercero, deben ser sostenibles, minimizando los impactos negativos en el medio ambiente y preservando los ecosistemas marinos y de agua dulce y la diversidad biológica.
Finalmente, deben tener circularidad, evitando la generación de residuos, incluyendo plásticos, y fomentando la eficiencia en el uso de materiales. Esto implica transformar los residuos y subproductos en recursos valiosos, cerrando así los ciclos de los materiales y reduciendo la necesidad de extraer nuevos recursos, producir bienes y generar contaminación.
En resumen, la bioeconomía azul es un sector que presenta un gran potencial para contribuir al bienestar de las sociedades y la conservación del medio ambiente marino. Con su crecimiento significativo en los próximos años, es de esperar que este sector juegue un papel cada vez más importante en la economía global.
Roberto Arosemena es ingeniero Bioquímico con especialidad en Ciencias Marinas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Guaymas, y obtuvo su maestría en Acuacultura por la Universidad de Auburn, Alabama en Estados Unidos.
Cuenta con más de 35 años de experiencia en el sector acuícola nacional e internacional.
Ha ocupado diferentes cargos tanto en el sector tanto privado como gubernamental entre los que destacan haber sido presidente fundador de Productores Acuícolas Integrados de Sinaloa A.C., empresa integradora constituida por 32 granjas camaroneras.
Fue director general fundador del Instituto Sinaloense de Acuacultura por más de 9 años.
Se desempeñó como secretario técnico de la Comisión de Pesca en la Legislatura LXII en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Asimismo, ocupó el cargo de director ejecutivo del Consejo Empresarial de Tilapia Mexicana A.C.
Actualmente se desempeña como director general de NDC Consulting Group y como socio fundador y director ejecutivo del Centro Internacional de Estudios Estratégicos para la Acuicultura (Panamá).