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Estrategias para controlar el síndrome de necrosis hepatopancreática aguda (AHPNS/EMS) y la enfermedad altamente letal del vibrio (HLVD/GPD/TPD) (Parte 2)

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Por: Stephen Newman*

Algunos países niegan que la cepa de Vibrio parahaemolyticus causante del AHPNS esté presente en sus cultivos de camarones, siendo probable que la situación sea similar con las que causan la enfermedad altamente letal del vibrio (HLVD/ GPD/TPD). En esta segunda parte del artículo, se aborda el componente ambiental relacionado con AHPND y GDP, así como las recomendaciones acerca de las estrategias a seguir para el control de estas patología.

Un componente medioambiental

Los primeros esfuerzos para controlar el agente patógeno del síndrome de necrosis hepatopancreática aguda (AHPNS, por sus siglas en inglés), se centraron principalmente en el uso de cloro para matarlo y eliminar cualquier vector potencial. En retrospectiva, esto ha resultado ser un error, la enfermedad continúa allí donde se mantiene esta práctica. El cloro elimina grandes cantidades de la flora microbiana natural del medioambiente, lo cual parece dar una ventaja competitiva a las cepas de Vibrio parahaemolyticus (VP) que causan AHPNS.

El sistema de secreción antibacteriano de tipo VI (T6SS, por sus siglas en inglés), mecanismo que estas cepas utilizan para matar a otras bacterias, garantiza el dominio del VP, ya que se reproduce muy rápidamente, y algunos informes sugieren que, en condiciones ideales, lo hacen en diez minutos o menos.

Es probable que las cepas responsables de la enfermedad de las postlarvas de cristal (GPD, por sus siglas en inglés), se comporten de forma similar. Mantener un microbioma “sano” parece ser fundamental para minimizar el impacto. Existen observaciones de campo que relacionan el uso de la cloración en la preparación de estanques con la propagación de esta cepa de VP a expensas de muchas otras bacterias.

Esto podría explicar la razón por la cual el cocultivo de camarón con tilapia, tanto directamente en estanques de camarón o, preferiblemente, en estanques adyacentes donde el agua de estos estanques se usa en los estanques de camarón, reduce la gravedad y la incidencia de la enfermedad AHPNS.

El microbioma garantiza que, aunque el patógeno esté presente, no domine la enfermedad. Una vez que el problema está presente en un grado significativo, no  es  fácil  abordarlo  de  forma reactiva y coherente para limitar su impacto.

El intercambio de grandes cantidades de agua puede disminuir las cargas, pero, en el mejor de los casos, esto puede ser temporal. Ningún país ha logrado erradicar totalmente el AHPNS, aunque el grado en que afecta a una industria nacional determinada es muy variable. Los primeros indicios sugieren que el GPD puede ser más de lo mismo. En Tailandia, hay ejemplos en los que los acuicultores dejaron de aplicar cloro; mientras que sus vecinos, que lo usaban habitualmente, siguen sufriendo pérdidas por AHPNS.

La densidad de población parece influir en la susceptibilidad, al igual que la cantidad de biomasa. Las altas densidades pueden estresar a los organismos que no están preparados para estas condiciones y facilitar la propagación del patógeno.

Los camarones grandes tienen mucho más tejido hepatopancreático e, incluso cuando está dañado, puede quedar suficiente tejido sano para que los organismos prosperen. Es lógico que los camarones grandes con hepatopáncreas (HP) mucho más grande, sean capaces de tolerar exposiciones que dañarían el HP de los camarones más pequeños hasta el punto de causarles la muerte. Lo que ocurre con la GPD es probablemente similar.

Además del tamaño de los organismos, la genética también desempeña un papel en la susceptibilidad. Es probable que los reproductores mantenidos al aire libre, en instalaciones no bioseguras, se infecten, lo cual puede no ser detectable con los métodos tradicionales de análisis.

Una vez que desovan, la infección puede propagarse. Puede estar presente en la planta de incubación a un nivel bajo que los métodos estándar no detecten. Una vez almacenadas las postlarvas (PL), los niveles aumentan gradualmente hasta el punto en que la enfermedad se agrava. El uso de desinfectantes que alteran de manera significativa el microbioma también parece ser un factor de riesgo. Las cepas de VP que contienen los plásmidos PIRa y PIRb, y las toxinas Tc, tienen un mecanismo (T6SS) que les permite eliminar a sus competidores en entornos en los que las poblaciones bacterianas han sido dañadas por el uso de cloro.

Conclusiones

En conclusión, la erradicación de las cepas de VP que causan AHPNS y GPD es un reto. Muchos expertos en la materia le dirán que debe vivir con ellas. Obviamente, esto es problemático. Además, es probable que un acuicultor esté mejor con un microbioma equilibrado, donde tales patógenos puedan estar presentes en niveles bajos, que con un microbioma desequilibrado que permita la proliferación de estas cepas a niveles elevados.

Los enfoques sugeridos para controlarlos son:

1.Los reproductores deben mantenerse en condiciones bioseguras, y debe hacerse todo lo posible para garantizar que no reciban alimentos contaminados, ni se infecten inadvertidamente por descuido. Los reproductores limpios producen PL limpios. Es esencial examinar, de forma individual, a los reproductores. El cribado de la población no eliminará los vibriones.

2. Se debe tener cuidado al usar cloro para tratar estanques, embalses, etc. No emplear cloro es un paso que muchos serían reacios a considerar. El dogma ha sido que esto es necesario para mantener los patógenos fuera de los sistemas de producción. En la mayoría de los casos, no parece funcionar con el AHPNS y, probablemente, tampoco funcione con la GPD. Es importante evitar el uso de cloro y otros desinfectantes. Es posible que los acuicultores estén mejor con microbiomas sanos, en los que el VP puede estar presente, pero, no se le da la oportunidad de proliferar en un microbioma dañado.

3.El desarrollo de cepas de camarón tolerantes e incluso resistentes al efecto de las toxinas, es un aspecto clave a largo plazo. Los camarones tienen un gran potencial genético que puede explotarse.

4.Comprender la naturaleza de la patología es importante para poder determinar si sus características están presentes en los organismos. Puede haber una amplia gama de daños dependiendo de los niveles de toxina. Con el GPD, parece que un virus también puede causar una enfermedad muy similar en ausencia de la toxina Tc descrita que contiene el VP. Esto debe examinarse más detenidamente.

5.Para verificar la presencia de VP, puede ser necesario enriquecer la muestra al emplear métodos estándar.

6.Minimizar el estrés al cual están sometidos los camarones es esencial para mitigar el impacto de la mayoría de las enfermedades que los afectan. Por lo general, los organismos debilitados serán mucho más susceptibles a una amplia variedad de enfermedades. Minimizar el estrés implica usar cepas de camarón criadas para tolerar las altas densidades, entre otras cosas, que se están convirtiendo en la norma de producción en Vietnam y, potencialmente, en otros lugares.

7.Es esencial garantizar que el oxígeno se mantenga en niveles de saturación, o próximos a ellos, mediante la aireación.

8.Minimizar el estrés de la alimentación, mediante el uso de alimentadores automáticos, también disminuirá el estrés general, garantizando que los organismos puedan acceder al alimento de manera constante y consumir la mayor parte del alimento necesario, si no todo.

9.El muestreo semanal de la salud de los camarones y la observación del HP, por personal calificado para detectar la patología característica, deben formar parte de la estrategia general. Es importante realizar análisis periódicos de los organismos moribundos. El objetivo debe ser obtener una ventaja sobre el patógeno.

10.Las altas densidades de camarones que no están bien adaptados a estas condiciones, aumentan las posibilidades de propagación de la enfermedad.

11.El uso de la biorremediación, mediante la administración selectiva de especies de Bacillus empleando PRO4000X para reducir la acumulación de materia orgánica, reducirá las fuentes de alimento disponibles para VP y otros patógenos potenciales.

La mayoría de las pruebas apunta a que la EMS/AHPNS es una enfermedad ambiental. Lo más probable es que la GPD sea similar. La cloración daña el microbioma, y permite que las cepas de VP que poseen plásmidos generadores de toxinas y producen T6SS proliferen a expensas de todas las demás bacterias, favoreciendo estas cepas dominen.

Si ocurre al principio del proceso de producción, observamos grandes niveles de mortalidad temprana. Si ocurre más tarde en el ciclo, dependiendo de las cargas de toxinas y de la salud general de la población, se puede ver una gama de impactos que van desde mínimos hasta poblaciones que gradualmente dejan de comer, y en la cosecha mortalidades de moderadas a altas (a veces solo por el estrés de ser cosechadas), daños por patógenos secundarios (haciendo que el camarón no sea exportable y/o no consumible), etc.

La Tabla 1, modificada del Seminario/Taller Técnico Internacional “EMS/AHPND” de junio de 2015, resume los factores de riesgo conocidos con algunas sugerencias de gestión. Estas serán las mismas para GPD. Si las cepas de VP que causan AHPNS o GPD forman parte de un microbioma sano, su presencia en sí misma no provoca invariablemente una enfermedad aguda.

La patología varía de mínima a grave dependiendo de la cantidad de exposición a la toxina. Los camarones sanos, fuertes y sin estrés, pueden resultar dañados en cierta medida, pero aun así pueden acabar formando parte de un cultivo rentable. Es necesario considerar que, como ocurre con otros tipos de enfermedades similares, la situación es compleja.

Lo que funciona en unas condiciones ambientales, puede no tener tanto éxito en otras. Tenga en cuenta que se está investigando mucho sobre estos patógenos. Se han publicado revisiones exhaustivas sobre el AHPNS. Sin duda, la GPD también será objeto de una investigación considerable. No hay soluciones mágicas.

Lo mejor para hacer frente a estos patógenos es crear entornos de producción que favorezcan al camarón y permitan un equilibrio. Es fundamental reducir las cargas, aunque no es posible eliminarlas. Para minimizar su impacto, es fundamental mantener un microbioma sano y dinámico que impida a estos patógenos dominar.

*Stephen Newman es doctor en Microbiología Marina con más de 30 años de experiencia. Es experto en calidad del agua, salud animal, bioseguridad y sostenibilidad con especial enfoque en camarón, salmónidos y otras especies. Actualmente es CEO de Aqua In Tech y consultor para Gerson Lehrman Group, Zintro y Coleman Research Group.
Contacto: sgnewm@aqua-in-tech.com
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