Por: David Celdrán*
Diversos autores coinciden en que apostar por una acuicultura regenerativa, con una mejor gestión de la pesca silvestre, podría aumentar de manera sostenible la producción mundial de alimento, logrando alcanzar un 36 y 74% más para el año 2050, lo cual convertiría a la acuicultura en una parte clave de la solución para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible.
En la actualidad nos enfrentamos a grandes retos en el sector acuícola: deforestación de manglares y áreas boscosas, contaminación de cuerpos de agua, sobreexplotación pesquera para elaborar alimentos acuícolas y deterioro del medio ambiente en general que lamentablemente no han sido resueltos por la acuicultura tradicional.
Es por ello que, desde el siglo pasado, algunas nuevas tecnologías han surgido para dar solución a los diversos impactos que la acuicultura genera en el medio ambiente. Una de esas soluciones se concibió desde la tecnología simbiótica, una de las primeras innovaciones acuícolas que puede entenderse como 100% regenerativa.
Definición de la acuicultura regenerativa, beneficios e importancia
El término “regenerativo” se ha popularizado últimamente y, en especial, en los sistemas agrícolas. Se trata de un concepto basado en la regeneración de sistemas agroecológicos y ecosistemas naturales a partir de la mejora continua del suelo, la biodiversidad y los ciclos naturales. Desde el año 2021, un grupo de investigadores de la Organización “The Nature Conservancy” (TNC) y Mizuta (2023) han realizado esfuerzos por definir el nuevo concepto de acuicultura regenerativa, como la “Acuicultura comercial o de subsistencia realizada con un enfoque en la responsabilidad y estabilidad social, económica y ecológica, con mínimos aportes externos e impacto al medio ambiente”.
Diversos autores coinciden en que apostar por una acuicultura regenerativa, con una mejor gestión de la pesca silvestre, podría aumentar de manera sostenible la producción mundial de alimento, logrando alcanzar un 36 y 74% más para el año 2050, lo cual convertiría a la acuicultura en una parte clave de la solución para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible (Bossio et al., 2021).
Además, la acuicultura regenerativa proporciona múltiples beneficios ecosistémicos, como: 1) mejora la calidad del agua, mediante la filtración y la eliminación del exceso de nutrientes, por ejemplo nitrógeno y fósforo; 2) crea hábitats estructurados para peces e invertebrados; 3) incentiva el secuestro de carbono; 4) ayuda a amortiguar la acidificación de los océanos; y 5) fomenta la filtración de materia orgánica particulada en la columna de agua.
Acuicultura regenerativa en cultivos marinos
Investigaciones recientes han demostrado que la acuicultura regenerativa o reconstituyente puede ayudar a restaurar la salud de los océanos, así como al desarrollo económico y a la producción de alimento en las regiones costeras del mundo. Esto se logra de diversas maneras, una es a partir del cultivo de bivalvos y algas marinas, puesto que su producción no requiere fertilizantes, pesticidas, agua dulce o grandes extensiones de terreno.
De acuerdo con Reconomics Institute (https://reconomics.org/), el cultivo de especies filtradoras como los bivalvos (almejas, mejillones, ostras y similares) o especies vegetales marinas, tal como el alga Eucheuma, desempeñan un papel crucial en los ecosistemas marinos.
Aparte de la filtración o captación de nutrientes que generan, el cultivo de moluscos marinos de concha previene la acidificación de los océanos al aumentar los niveles de saturación de aragonito, mineral compuesto de carbonato de calcio que ayuda a controlar los niveles de pH (The Nature Conservancy, 2021). Por otro lado, su potencial para filtrar la materia orgánica o partículas suspendidas, mejora enormemente la calidad del agua y los problemas de eutrofización en el ecosistema (Bricker, Rice y Bricker, 2014; Rose et al., 2014).
Ahorro de costo ambiental con tecnología simbiótica
La tecnología simbiótica híbrida Bioaquafloc (www.bioaquafloc.com) se basa en una metodología de cultivo de cero recambios, con aporte de carbono, probióticos enzimas y ácidos orgánicos bio-aumentados en fermentos orgánicos, logrando crear un entorno acuático estable, se mejora la calidad del agua, del suelo del estanque y se genera alimento natural, reduciendo de forma drástica los costos de producción. Se fundamenta principalmente en generar un ambiente en el cual diferentes organismos y microorganismos acuáticos interactúan de manera simbiótica. Se establecen así relaciones beneficiosas entre ellos y, a su vez, se implementan técnicas bajo un enfoque de proveer beneficios al medio ambiente, al ecosistema y a la economía del productor.
La tecnología simbiótica promueve la acuicultura regenerativa debido a los siguientes aspectos:
1. Degradación de las sustancias tóxicas y de desecho de la columna de agua
La piedra angular de la tecnología simbiótica es la aplicación de fermentos orgánicos con un elevado contenido de microorganismos probióticos. Estos actúan como biorremediadores, ayudando a disminuir el nitrógeno producto de la excreción de los organismos y de la descomposición de la materia orgánica del agua. Convierten el amonio y amoniaco tóxico en nitrito y nitrato, en aminoácidos y proteínas. Asimismo, la materia orgánica de desecho es consumida por los organismos heterótrofos para su crecimiento, los cuales pasarán a formar parte del alimento natural de nuestros animales de cultivo.
2. Disminución de la cantidad de alimento comercial consumido
Los microorganismos de los fermentos incentivan la proliferación de zooplancton y formación de bioflóculos. De igual manera, el salvado de cereal y melaza suponen una fuente de energía para los microorganismos del zooplancton que se desarrollarán considerablemente en el agua del estanque. De hecho, con la tecnología simbiótica se ha comprobado el desarrollo de un amplio espectro de alimento vivo para peces y camarones de cultivo que incluye anfípodos, copépodos, misidáceos, poliquetos y bioflóculos bacterianos muy ricos en proteína. De esta manera, disminuye el consumo de alimento comercial casi en un tercio y, por ende, la presión sobre la demanda de harinas y aceites de pescado. El menor uso de la harina de pescado con la tecnología simbiótica, no solo reduce la presión sobre las pesquerías, sino que incide en la acuicultura sostenible.
3. Degradación de la materia orgánica y rejuvenecimiento de pisos de estanques
Los fermentos usados contienen dos microorganismos especializados en la degradación de materia orgánica de los pisos de los estanques: Bacillus subtilis y Saccharomyces cerevisiae. Ambos, consumen de manera tan efectiva la materia orgánica del suelo que observamos cantidades de materia orgánica por debajo del 1-2% en estanques tratados con tecnología simbiótica, los cuales se encontraban inicialmente por encima de 10%.
4. Eliminación del uso de antibióticos
Los microorganismos probióticos usados en los fermentos generan una importante protección sobre los organismos cultivados contra patógenos, inhibiendo su crecimiento, y estimulan el sistema inmunológico
de los organismos. Se ha logrado aumentar de manera drástica la supervivencia de peces y camarones cultivados con esta tecnología, por encima del 85% en cultivos de camarón y del 95% en tilapia. Se produce una cierta acidificación del medio a nivel intestinal, en la fase temprana una vez que entra el probiótico, y se crea una competencia que provoca una exclusión competitiva bacteriana. Por último, se secretan ciertos metabolitos y bacteriocinas antagonistas con patógenos.
5. Conservación de las áreas destinadas a producción y protección del medio ambiente
Debido a que con esta tecnología podemos producir a una densidad de hasta el 200% respecto a la acuicultura tradicional (en extensivo, sin aireación ni extracción de sólidos), permite que los productores puedan doblar y, a veces, triplicar su producción, sin aumentar la superficie de cultivo. Esto significa, evitar el talado de manglar o uso de nuevas tierras, lo que conlleva una importante protección al medio ambiente circundante.
6. Disminución de la contaminación de cuerpos de agua
Establecer la tecnología simbiótica en sistemas productivos promueve la reducción de hasta un 95% del consumo de agua con respecto a la acuicultura tradicional y, por tanto, la limitación en la descarga de sólidos al medio natural (en torno a un 60%). Asimismo, se ha evaluado la reducción anual de sustancias nitrogenadas y por hectárea tras la utilización de la tecnología simbiótica, obteniéndose un ahorro de 1.7 t/ha/año de nitrógeno que dejó de verterse al medio ambiente gracias a la biorremediación de las bacterias usadas en los fermentos.
7. Huella de carbono
El bajo o nulo recambio de agua supone una disminución de entre un 80% y 95% del uso de combustibles fósiles en la granja. Este ahorro, aunado a otros ahorros de combustible por un menor uso de aireación en eventos de aguas verdes, permite una reducción estimada de 156.6 toneladas de CO²/ ha/año en la generación de gases de efecto invernadero, con repercusión muy positiva sobre el cambio climático que estamos sufriendo.
Tecnología simbiótica como propulsora de la acuicultura regenerativa
Durante los últimos años, se ha identificado que la aplicación de la tecnología simbiótica BAF ayuda a reducir los costos de producción hasta en un 37%, debido principalmente a la eliminación de recambios de agua, generación de alimento natural y al uso de otras técnicas que contribuyen a reducir la inclusión de harina y aceite de pescado y a optimizar los costos de alimento, a partir de la elaboración de alimento predigerido a base de materias vegetales fermentadas, como torta de soya y harina de Lemna minor, entre otras.
Las nuevas tecnologías simbióticas, hacen su mayor hincapié en la reducción de combustibles fósiles, agua, alimento comercial y usan menos terreno productivo. Según las leyes de la conservación de la energía y la materia, esto es posible porque se ejerce un trabajo y energía adicional que en acuicultura tradicional no se hace. Este trabajo, ahora, lo desempeñan los microorganismos benéficos usados. La energía se incluye en las materias empleadas para los fermentos (principalmente salvados de cereal de bajo costo y melaza). De esta manera, podemos generar un sistema productivo controlado por microorganismos que hacen lo que mejor saben hacer: alimentarse de residuos generados por nuestros organismos de cultivo.
Por ello, devolvemos a los microorganismos benéficos su rol de controladores de patógenos, biorremediadores y depredadores naturales de sustancias tóxicas y de desecho. A cambio, ellos nos dan una gran cantidad de su población y un zooplancton que se alimenta de ellos y, en conjunto, todo representa un alimento natural excepcional para peces y camarones de cultivo.
Este artículo fue elaborado con la colaboración de la bióloga y maestra en ciencias: Edna Riaño Castillo.
Las referencias y fuentes consultadas por el autor en la elaboración de este artículo están disponibles bajo petición previa a nuestra redacción.David Celdrán es doctor en Ecología Marina, máster en Acuicultura y licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Murcia. Colaborador de investigación en laboratorios en Francia, Corea del Sur, Australia y México. Fue investigador nacional SNI1 en México. Consultor de Conservation International Foundation en Costa Rica y asesor internacional de empresas productivas en tecnologías acuícolas simbióticas. Revisor de la Revista Ingeniantes CITT. Tutor académico de tesis de doctorado en tecnologías simbióticas. Fundador y gerente de la web de acuicultura simbiótica www.bioaquafloc.com