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La automatización de la alimentación en precrías, un paso acertado para reducir el ciclo producción del camarón

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Por: Néstor Chuya, César Molina, David Palacios y Marita Monserrate*

Los sistemas de precrías son instalaciones dentro de las camaroneras que nos permiten cultivar postlarvas de camarón a altas densidades. El concepto y la tecnificación de estas instalaciones ha ido mejorando, y las precrías se han adoptado como una herramienta para acortar los ciclos de engorda, aumentando así la eficiencia y los beneficios de la actividad. Este artículo resume pruebas realizadas con el objetivo de suministrar el alimento en varias dosis utilizando alimentadores automáticos, que tradicionalmente se emplean en la fase de engorda, con el fin de obtener juveniles de mayor peso y que en la fase de engorda nos ayuden a acortar el ciclo.

Los sistemas de precrías son instalaciones dentro de las camaroneras que nos permiten cultivar postlarvas (PL) de camarón a altas densidades, recibiendo en estas unidades productivas PL 12 – PL 14 (4-7 mg) provenientes de los laboratorios, para criarlos a tamaños tan grandes como 1 gramo (dependiendo de la tecnificación), lo que nos da como resultado juveniles con un potencial significativo de crecimiento compensatorio después de su transferencia a las piscinas de engorda, logrando así acortar el ciclo de producción para llegar al tamaño de mercado.

Los sistemas de manejo tradicionales, y que aún se observan dentro de nuestra industria respecto a esta fase, involucran la siembra y básicamente la alimentación conforme a una tabla prestablecida. En la mayoría de los casos, la alimentación se suministra en dos raciones por día (una en la mañana y otra en la tarde), llegando incluso a convertirse en una ración cuando dentro de las operaciones de la finca se tiene otras actividades demandantes como cosechar o transferir. Por lo general, las densidades de siembras en estos casos están entre los 80 y 150 organismos/m2.

Existen otros manejos en los cuales, dentro del organigrama de la empresa y dependiendo del tamaño de la operación, ya se considera un recurso humano exclusivo para el manejo de precrías, permitiendo tener un mayor control en esta fase de cultivo y logrando inclusive suministrar el alimento diario entre 4 y 8 dosis, además de la implementación de otros controles para monitoreos de pesos, salud, consumo de alimento, etc.

En estos casos, se observa un mayor criterio técnico a la hora de tomar decisiones respecto a las densidades de siembra, dosis de alimento a suministrar diariamente, uso de aireación, entre otros factores. Por lo general, las densidades de siembra en estos sistemas van desde las 150 PL/m2 y pueden llegar hasta las 600 e incluso más PL/m2.

Con el paso de los años, el concepto y la tecnificación de estas instalaciones ha ido mejorando, y las precrías se han adoptado como una herramienta para acortar los ciclos de engorda, aumentando así la eficiencia y los beneficios de la camaronera. Además, representan una alternativa de manejo sanitario, conceptos que años atrás se implementaron con los raceways (Samocha et al., 2000), que hoy han sido descontinuados casi en su totalidad. Las pruebas realizadas, a las cuales se hace referencia a continuación, tuvieron como objetivo suministrar el alimento en varias dosis utilizando alimentadores automáticos, que tradicionalmente se emplean en la fase de engorda, con el fin de obtener juveniles de mayor peso y que en la fase de engorda nos ayuden a acortar el ciclo.

Metodología y procedimiento

Esta serie de validaciones se realizó en seis centros de producción, tanto en islas como en continente, durante la época de transición y la época de lluvias, lo que originó variaciones de salinidad.

Durante las pruebas, la preparación de precrías previo al llenado se realizó siguiendo el protocolo de cada una de las fincas, de tal manera que no sea una variable más a considerar a la hora de analizar los resultados. En ese sentido, y de manera general, se llevó a cabo el drenado de agua, limpieza de compuertas y tablas, instalación de mallas y media luna y, posteriormente, se aplicaron productos para eliminar competidores o predadores como peces.

Se realizó el llenado de la precría, para luego aplicar biorremediadores en dosis estandarizadas dentro del protocolo de manejo de cada camaronera. En todos los casos, la siembra de PL se realizó cuando las precrías estaban con más de 60% del nivel operativo.

Durante la siembra se realizó una aclimatación que consistía en realizar un reemplazo parcial del agua del tanque en los cuales eran transportadas las larvas, desde el laboratorio hasta las camaroneras, con agua de la precría en la que iba a ser sembradas. Luego de este proceso y corroborado los parámetros, se procedió a sembrar pescando las larvas de las tinas de transporte con chayos y, finalmente, descargando el agua dentro de la precría con una maguera.

Alimentación

En este ciclo de pruebas la cantidad de alimento diario a suministrar se fijó en función del número de días y/o el peso promedio de las PL (Tabla 1); sin embargo, en una de las pruebas se utilizó la tabla de referencia que tenía la camaronera. Los tamaños de partículas y el porcentaje de proteína difirieron entre centros de producción.

En dos de las fincas se usó alimento al 42% con tamaño de partícula 0.8, 1.0 y 1.2 mm de proteína; para este caso, se realizó la transición de partícula a los 0.03 gramos de 0.8 a 1.0 mm y a 1 gramo se pasó de 1.0 a 1.2 mm. Por otro lado, en dos fincas se emplearon únicamente dos tamaños de partículas (1.0 y 1.2 mm) en toda la fase de precría, donde la transición del tamaño de partícula se dio cuando los juveniles alcanzaron los 0.30 gramos. 

En los cuatro centros de producción, la alimentación se inició voleando desde el primer día de siembra y los cambios de un tamaño de partícula a otra se realizó gradualmente durante 3 y hasta 4 días. Una vez realizada la transición voleo-alimentador automático, se logró suministrar entre 90 y 108 raciones de alimento durante el día.

La cantidad de alimentadores automáticos utilizados se determinó en base a 3 criterios:

✓ Área y forma de precría (4 o 5 tolvas por hectárea).                                             

✓ Densidad de siembra (entre 300,000 y 400,000 PL/alimentador automático).

✓ Capacidad de carga del alimentador automático (700 – 800 libras/alimentador automático modelo PM125).

Respecto a la batimetría, para la instalación de los alimentadores automáticos, se utilizó el mismo criterio que en las piscinas de engorda, es decir, entre 0.8 y 1.5 metros de columna de agua. Del mismo modo, la distancia entre tolvas no fue menor a 40 metros, sobre todo para tratar de llegar a más área de la precría con alimentación.

El monitoreo de consumo de alimento se realizó todos los días en la mañana y tarde con triángulo de arrastre y, en ciertos casos, también con platos testigos. De esa manera, había la oportunidad para observar al mismo tiempo las condiciones del suelo y tomar correctivos, como cambiar de sitio la tolva, de ser necesario.

Durante la fase de voleo se alimentó entre 4 y 6 veces por día y, una vez que se pasaba a alimentación automática, se distribuía el alimento dentro de 15 a 18 horas por día cada 10 a 15 minutos y distribuida porcentualmente por hora, distribuyendo el mayor porcentaje de alimento durante las horas del día con mejor oxígeno y temperatura (Tabla 2).

Muestreo de pesos

Esta actividad se realizó pasando 2 o 3 días en las diferentes fincas donde se llevaron a cabo las pruebas, tomando organismos tanto de la zona de alimentación como fuera de la misma, y pesándolos en una balanza con precisión de 1 decimal. Luego, se efectuó el conteo y se obtuvo el peso promedio. Además, el muestreo de pesos fue una oportunidad para revisar la salud aparente de los juveniles y, también en ciertos casos, para un ajuste de dosis de alimento.

Se trató en lo posible de realizar muestreos paralelos a través de una App con inteligencia artificial (Figura 1), con la cual también se determinó el peso y longitud promedio, así como los respectivos coeficientes de variación de peso, coeficiente de variación de longitud, entre otros datos.

Biorremediación, fertilización y análisis sanitario de seguimiento

Durante las pruebas efectuadas, el proceso de biorremediación y fertilización se llevó a cabo de acuerdo con los protocolos de manejo específicos de cada finca, los cuales variaban entre sí. No obstante, el objetivo fue sembrar y mantener un disco Secchi con una transparencia de 30 cm.

Para el manejo sanitario, se realizaron análisis de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) al inicio del ciclo para detectar virus del síndrome de la mancha blanca (WSSV), hepatopancreatitis necrotizante (NHP), virus de la necrosis hipodérmica y hematopoyética infecciosa (IHHNV) y bacterias intracelulares. Adicionalmente, se efectuaron análisis en fresco para evaluar la cantidad de lípidos, deformidades de túbulos, contenido intestinal y presencia de ectoparásitos.

El muestreo de pesos también se utilizó como una alternativa para evaluar la salud de los juveniles, una actividad que se llevó a cabo, en la mayoría de los casos, cada 2 días.

Transferencia

Previo a la transferencia, en cada caso se hizo seguimiento de texturas, bajada de nivel y, a la par, se prepararon los materiales para la transferencia (como chayos, balanzas, etc.) y, además, se armaron las tuberías y la torre para la transferencia por gravedad o la bomba, según fue cada caso.

Durante la transferencia se midieron pesos promedios cada 40 – 50 kg de biomasa enviados y se hizo seguimiento periódico en la tubería de descarga para ver el estado en que llegaban los juveniles a la piscina de engorda. En la primera prueba, dado el estropeo que se observó en dicha revisión, se tuvo que suspender la transferencia y retomar al día siguiente.

Al día siguiente de la transferencia, se realizó revisión de la cama de supervivencia y peso de la biomasa de organismos que murieron dentro de la misma; además; con atarraya larvera, se hizo lances por algunos puntos de la piscina sembrada para revisar posibles mortalidades.

Observaciones y resultados

Radulovich y Fuentes-Quesada (2019) encontraron que dentro de la curva de crecimiento del camarón se pueden identificar tres fases. En la fase de precría, nuestro interés radica en potenciar parte de la fase 1 (desde PL12 hasta 1g), caracterizada por un crecimiento exponencial. Los muestreos de peso realizados durante nuestro seguimiento confirman esta tendencia (Figura 2). En los primeros 7 días, no se observaron diferencias significativas entre una precría alimentada al voleo y una alimentada de forma automática, lo cual se puede atribuir al hecho de que todas las precrías comenzaron siendo alimentadas al voleo.

Los resultados finales mostraron una supervivencia en el rango de 52% a 90%, con un peso de transferencia que osciló entre 0.45 y 2.79 gramos y un factor de conversión alimenticia (FCA) que varió de 0.91 a 2.31. Una observación específica en este contexto es que la precría con el FCA más alto fue manejada empleando una tabla de alimentación considerada como “agresiva” por la camaronera, lo cual se atribuye a la alta densidad de siembra (Tabla 3).

El rendimiento de libras/ha/día nos permite comparar entre diferentes fincas y manejos. Durante estas pruebas se obtuvo un rendimiento promedio de 114.4 lb/ha/día y los valores oscilaron entre un mínimo de 39 y un máximo de 199 lb/ha/día. La variabilidad de los rendimientos se debe principalmente a las diferencias de densidad de siembra, misma que también estaba relacionada con la capacidad de aireación y ciertas condiciones específicas de cada finca. La Finca 11 fue la que tuvo mejores rendimientos, entre una de las razones, por la mayor densidad sembrada, a pesar de que una de sus precrías (P3) presentó mortalidades por problemas de oxígeno disuelto (Tabla 3). No en todas las fincas se pudo tener precrías alimentadas manualmente como controles (P0).

Durante el seguimiento a la fase de engorda, cuyo objetivo inicial fue alcanzar los 10 gramos en los primeros 30 días, se logró parcialmente, llegando incluso en ese período a tallas comerciales, como se muestra en la Tabla 4. Sin embargo, también se dieron casos en los que no se alcanzó el objetivo trazado, sugiriendo que la falta de crecimiento postransferencia podría estar limitada, en cierto grado, por la tasa de alimentación suministrada después de la transferencia. Esto resalta la necesidad de revisar los protocolos de alimentación en la fase de engorda, especialmente, cuando no se utiliza tecnología de acústica con este fin.

Para esta evaluación, se consideraron piscinas sembradas en fechas similares respecto a las que venían de las pruebas de precrías con alimentación automática, y se tomó como control una piscina sembrada con un manejo de precría tradicional, en todos los casos en la fase de engorda se alimentó con alimentadores automáticos conforme al protocolo de cada finca para esta etapa, la cual difería una de otra, logrando ingresar a la fase de alimentación acústica entre los 4 y 6 gramos de peso promedio.

Aunque los resultados obtenidos durante estas primeras pruebas fueron aceptables, especialmente en comparación con los controles (en los casos que se tuvo) consideramos que algunos aspectos del manejo de la alimentación podrían ajustarse. Esto es particularmente relevante al observar sobrantes de alimento en las zonas de alimentación durante los primeros días de uso de los alimentadores automáticos. En este sentido, aunque la Tabla 1 puede servir como una guía útil para fijar la dosis diaria de alimentación, es posible que en ciertos casos se requieran ajustes en las cantidades. Estos ajustes deben definirse en función del consumo aparente y del nivel de vacuolas de lípidos en los juveniles.

Conclusiones

Aunque la correlación no implica causalidad, es un indicador valioso cuando otras variables muestran la misma tendencia. En esta serie de pruebas, se observó que al realizar múltiples raciones con la dosis de alimentación e incrementar los días del ciclo, hubo una mejor respuesta en el crecimiento y una aparente mejor salud de los juveniles, lo que sugiere que podría traducirse en un mejor crecimiento.

Incrementar la dosis de forma agresiva no garantiza un mayor crecimiento. Se observó este comportamiento en ciertas precrías, especialmente en las de mayor densidad de siembra, donde incluso surgieron problemas de bajos niveles de oxígeno a pesar de contar con aireación mecánica. Los problemas de oxígeno pueden reducir el consumo de alimento de los juveniles o limitar el tiempo de alimentación diario, e incluso llevar a situaciones extremas, como mortalidades, lo que resulta en un alto FCA y un costo mayor del juvenil al final del ciclo.

Las precrías con mayor área tienden a tener una menor supervivencia y, por lo general, son subutilizadas. Esto se debe a que, debido a su tamaño, su manejo es más complejo, lo que limita su capacidad para sembrarse a altas densidades, afectando directamente el costo por millar de juveniles producidos. En este tipo de precrías, la aireación mecánica es aún más importante, y debido a su tamaño, la distribución de aireadores y alimentadores se vuelve más compleja, lo que requiere una mayor cantidad de equipos.

Por el contrario, las precrías más pequeñas pueden adaptarse mejor a altas densidades de siembra. Sin embargo, por lo general, requieren un aumento en la capacidad de aireación o la reducción del ciclo para no sobrepasar su capacidad de carga. De los resultados obtenidos se observó que son las más eficientes para trabajar con alimentación automática.

En relación con la fase de engorda, es ampliamente conocido dentro de la industria que iniciar el ciclo con juveniles de mayor tamaño aumenta la probabilidad de obtener resultados productivos exitosos, como lo mencionaron Velázquez y Martinez (2015). Sin embargo, el transporte adecuado de juveniles que superan los 0.50 g sigue representando un desafío para algunas fincas, ya que es fundamental minimizar el estrés durante este proceso

Los resultados obtenidos en este boletín, corresponden a la temporada de invierno.

Este artículo es patrocinado por: SKRETTING.

Las referencias y fuentes consultadas por el autor en la elaboración de este artículo están disponibles bajo petición previa a nuestra redacción.

* Néstor Chuya, César Molina, David Palacios y Marita Monserrate
Skretting Aquaculture Innovation
Skretting LATAM
Contacto: César Molina, cesar.molina@skretting.com

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