Por: Biol. Manuel Sarmiento Fradera*
La acuicultura es, sin duda, una actividad muy exitosa. Hoy por hoy, se producen más peces en acuicultura que lo capturado del mar. Entonces, si la acuicultura es tan exitosa, cabe preguntarse: ¿Es sostenible?
Gracias a que realmente es una industria en pleno desarrollo, controlada, medida, estudiada y, cada vez, más afinada en sus costos, métodos y eficiencias. Una especie de ganadería en agua refinada en los últimos 50 años.
Por ello, concebir el futuro de la alimentación humana sin la acuicultura es un error, por ser una fuente increíblemente versátil y eficiente de producir proteína de alta calidad, con poco alimento animal (de hecho, las mejores tasas de conversión alimento a carne son en peces) o, de plano, sin su uso, como en el caso de las conchas (mejillones, ostiones, etc.).
Entonces, si la acuicultura es tan exitosa, cabe preguntarse: ¿Es sostenible?
Como en casi todas las actividades, la respuesta es: depende como la desarrolles. Normalmente se considera que, una actividad es sostenible si contemplan tres parámetros básicos: el aspecto ambiental, social y económico de la producción en sí. Sin embargo, dichas consideraciones deberían incluir el antes, durante y después de la producción.
En el ambiental, se consideran aquellos aspectos técnicos que procuran un menor impacto; por ejemplo, reducción del uso del agua y su tratamiento tras el proceso productivo, manejo de residuos, utilización de energía limpia, huella de carbono y muchos otros aspectos sobre lo que ya se sabe mucho.
“Solo falta la voluntad y, en algunos casos, la capacidad financiera y rentabilidad de implementarlos. El social, más bien versa en el desarrollo de los colaboradores, en aspectos: financiero (remuneraciones justas, prestaciones, etc.), personal (capacitaciones, desarrollo de conocimientos y habilidades), bienestar en el trabajo, etc.”
Y, el económico, ya que vivimos en un sistema capitalista (y nos guste, o no, no hay ninguna tendencia seria de que eso vaya a cambiar), es básico que la empresa sea rentable para poder permanecer en el tiempo y desarrollar y/o perfeccionar sus procesos, para hacerlos más sustentables: sí, la sostenibilidad también requiere de inversión.
Sin embargo, dados los conocimientos actuales, los nuevos registros de deshielo, altas temperaturas que cada año lo son más, eventos climatológicos extremos y los 10 cm, que asegura la NASA, se ha incrementado el nivel promedio del mar, la pregunta obligada es: ¿Es suficiente?, ¿Es suficiente ser solo sostenible? Las evidencias apuntan cada vez más a que no.
“La sostenibilidad es un enorme paso en la dirección correcta, paso que muchas empresas, gobiernos e instituciones han dado, dejando de ser parte del problema y colaborando en ser parte “tímida” de la solución.”
¿Tímida? Imaginemos que el 100% de las actividades humanas se volvieran sostenibles… Sin duda, un sueño fantástico. El daño que le hemos provocado a la naturaleza en nuestro único planeta es grande, tan grande que hemos alterado algo tan aparentemente sólido y constante como el clima.
Por ello, debemos evolucionar más el concepto, y pasar de ser sostenibles a ser regeneradores o más allá… restauradores. Es decir, incorporar a nuestros procesos productivos acciones que no solo no alteren el medio ambiente, sino que ayuden a restaurarlo.
Es un llamado a ser activos. No solo a producir alimentos de alta calidad en acuicultura de una manera que sea amigable con el ambiente, con energías limpias, teniendo o pidiendo certificaciones medioambientales para demostrar que minimizamos el daño, sino a hacer más allá para restaurar el ambiente donde nos desarrollamos, aunque no sea estrictamente acuicultura.
“Ejemplos seguro hay muchos, pescadores que organizan jornadas de limpieza de las playas, aunque no pesquen en las playas; acuicultores de aguas interiores que planten árboles en sus montañas y comunidades, aunque no trabajen la madera; cooperativas, asociaciones o empresas que abren sus puertas para educar un poco al consumidor sobre la importancia de incluir al ambiente en las razones de compra, aunque no sean profesores.”
Inclusive, organizaciones de la sociedad civil que tratan de hacer labor más allá de sus objetos sociales, para buscar fondos destinados a proyectos de mejoras pesqueras, por ejemplo.
En la actualidad, no podemos dejar la responsabilidad de arreglar al desastre que llevamos tiempo haciendo solo a las empresas, o solo a los gobiernos o solo a la conciencia o acción individual, se requiere de todos poniendo una parte para armar un todo mucho más poderoso, ya que, finalmente, los problemas derivados por la crisis climática los tenemos todos, pero, los primeros afectados somos los que producimos en estrecha relación con la naturaleza, y la acuicultura, por supuesto, lo es.
Es tiempo de ser generosos en nuestras acciones de regeneración con quien ha sido, toda la vida, increíblemente generosa con nosotros: la NATURALEZA.
Este artículo es patrocinado por COMEPESCA