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Criterios y principios del Bienestar Animal Acuícola

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Por: Ana Roque y Zohar Ibarra-Zatarain*

Actualmente es muy conocido, a los ojos de la ley y de la sociedad, que los peces son seres sintientes; por tanto, es necesario garantizar su bienestar en cultivo. De allí la importancia de preguntarse, ¿qué se debe medir y cuándo?

Es importante entender que bienestar no es sinónimo de salud ni de ausencia de estrés; aunque, los signos clínicos y los indicadores de estrés pueden ser señales de malestar, y proporcionar información sobre el bienestar físico del animal. Sin embargo,  la  combinación  de  ambos no ofrece una imagen completa al evaluar el bienestar (Ward, 2008).

Los estudios de comportamiento pueden dar información sobre las preferencias del animal, como tipo de alimento o temperatura del agua. A la fecha actual no se puede tomar ninguna medida fisiológica directa del bienestar mental, pero esto es crucial para una evaluación del bienestar (Duncan, 2002).

Las condiciones de crianza deben permitir que el animal esté sano, libre de dolor y probablemente exprese un comportamiento normal; no obstante, estas circunstancias no garantizan un estado emocional positivo. Además, una situación de mala salud no necesariamente induce a un malestar mental, por ejemplo,  un  tumor en su inicio (o un tumor de lento crecimiento) sin que sea percibido por el animal es una situación clara de mala salud, pero que no afecta el estado mental del individuo.

En este caso, es difícil evaluar que el animal se encuentra en mala situación de bienestar, aunque no se puede clasificar como sano. En el futuro, si el tumor se desarrolla más, el animal estará menos saludable y, probablemente, el dolor que este ocasione al organismo impactará su bienestar.

¿Cómo podemos medir el bienestar en peces?

Como se ha dicho, el estrés, la angustia  y   la   salud   contribuyen al estado de  bienestar;  la  mayoría de los protocolos de laboratorio utilizados para medir el estrés y realizar diagnósticos pueden ser útiles al realizar una evaluación del bienestar en condiciones experimentales. A nivel de granja, esto es menos práctico, pero otros parámetros, los llamados Indicadores Operacionales de Bienestar (OWI, por sus siglas en inglés), serían más adecuados.

En primer lugar, ¿qué se debe medir y cuándo? Es importante tener en cuenta que los indicadores para medir bienestar en peces deben ser rápidos, no deben superponerse y deben ser útiles y prácticos.

Para evaluar el bienestar de los peces necesitamos responder las siguientes preguntas:

🗸 ¿Están los peces alimentados adecuadamente?

🗸 ¿Están los peces alojados adecuadamente?

🗸 ¿Están los peces sanos?

🗸 ¿El comportamiento de los peces refleja estados emocionales optimizados?

Estas cuatro preguntas conducen a cuatro principios básicos (buena alimentación, buen alojamiento, buena salud y comportamiento adecuado), cuya existencia puede verificarse mediante diferentes criterios (N= 11). Cada principio de bienestar está concebido  de  tal  manera que contenga una de las preguntas clave sobre bienestar mencionadas anteriormente y pueda responderse cumpliendo los criterios enumerados en la Tabla 1.

Un criterio de bienestar  es  un  área  específica  de interés en materia de bienestar dentro del principio que debe abordarse para satisfacer el bienestar animal.

Cada principio comprende de uno a cuatro criterios. Los criterios son independientes entre sí y forman una lista exhaustiva, pero mínima. Los principios y criterios de bienestar se resumen en la Tabla 1. A continuación, se describen definiciones  más  detalladas  de  los criterios de bienestar:

1.Los peces no deben sufrir hambre prolongada, es decir, deben tener una dieta completa y adecuada a la especie y la talla, así como un régimen alimenticio correcto.

2.Los peces deben tener confort térmico, es decir, no deben tener ni demasiado calor ni demasiado frío.

3.Los peces deben sentirse cómo- dos y tener la oportunidad de descansar cuando lo necesitan.

4.Los peces  deben  tener  suficiente espacio para poder moverse libremente.

5. Los peces no deben tener heridas, por ejemplo, daños en la piel y trastornos de la locomoción.

6. Los peces deben estar libres de enfermedades, es decir, los encargados de las unidades (peces) deben mantener altos estándares de higiene y cuidado.

7.Los peces no deben sufrir dolor inducido por manejo, manipulación, o sacrificio.

8.Los peces deberían poder expresar comportamientos sociales normales y no dañinos (por ejemplo, emparejamiento).

9.Los peces deben poder expresar otros comportamientos normales, es decir, expresar comportamientos naturales específicos de cada especie, como la búsqueda de alimento o la natación rápida y/o de cortejo.

10.Los peces deben ser bien tratados en todas las situaciones, es decir, los cuidadores deben promover buenas relaciones entre humanos y peces.

11.Deben evitarse las emociones negativas, como miedo, angustia, frustración o apatía, mientras que deben promoverse las emociones positivas, como seguridad o satisfacción.

Los  criterios  pueden  evaluarse mediante una o más medidas (OWI). El término de medida de bienestar es el parámetro tomado en una unidad animal que se utilizará para evaluar un criterio de bienestar. Puede estar basado en peces o en el medio ambiente. “Medida de bienestar” e “indicador operativo de bienestar” son términos intercambiables.

Como ejemplo particular, en la dorada (Sparus aurata) se han propuesto los  siguientes  indicadores con el fin de desarrollar un modelo para evaluar objetivamente el bienestar de esta especie de cultivo (Tabla 2).

Esta propuesta  no  es  definitiva y pretende seguir la actual tendencia de evolución, dejándola abierta a modificaciones y actualizaciones. Estos cuatro principios básicos pueden ser la base de una enorme cantidad de trabajo en materia de bienestar animal, pero tienen sus fallos y deficiencias.

Los cuatro principios básicos evitan que el animal, al menos temporalmente, sufra experiencias negativas; sin embargo, no aseguran ni generan ninguna experiencia positiva real (Mellor, 2016). El enfoque  actual  utilizado  se eligió con fines de estandarización y siguió los esquemas publicados para peces de granjas terrestres dentro de la “Welfare Quality Network” (Figura 1).

Los OWI potenciales identificados no son nuevos, pero debido a que no hay algún procedimiento formal disponible para evaluar el bienestar de la dorada, esta propuesta puede usarse como punto de partida para desarrollar más conocimientos sobre el bienestar de la dorada y puede modificarse  para  otras  especies  de peces de cultivo.

Las referencias y fuentes consultadas por el autor en la elaboración de este artículo están disponibles bajo petición previa a nuestra redacción.
Ana Roque
IRTA, Sant Carles de la Ràpita, CP 43540 Tarragona, España.
Zohar Ibarra-Zatarain
CONAHCYT-UAN- Ciudad de la Cultura Amado Nervo S/N, CP 63000 Tepic, México.
Correspondencia: ana.roque@irta.cat; zibarra@conahcyt.mx

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