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Manejo de laboratorios de larvas: aumento de supervivencia y ganancias económicas gracias a la tecnología neurosensorial

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Por: Laboratoires Phodé*

Laboratorios Phodé, expertos en la olfacción en seres vivos y su efecto a nivel cerebral sobre el bienestar de los animales, han estudiado la relación entre apetito y estrés durante años, para diseñar productos que actúan en este sentido, desarrollando una línea de productos para acuicultura, la línea Olpheel, de los cuales Olpheel Good, está destinado a optimizar el consumo de alimento y la reducción del estrés.

El laboratorio de larvas es una etapa crítica del ciclo de producción de camarones. Ahí, en pocos días, se crían millones de camarones que se alimentarán con varios organismos y dietas, pasarán por diferentes estadios y fases antes de cosecharse y despacharse para granjas de producción donde se seguirán criando hasta la cosecha final de los organismos adultos listos para el consumo humano.

Después de la fase de maduración donde los organismos adultos se reproducen y desovan, los nauplios, la primera fase larvaria después de la eclosión de las ovas, se transfieren a módulos de laboratorios. Los nauplios están en tanques grandes donde permanecen en agua de mar bombeada, a altas temperaturas y salinidad, alrededor de 32°C y 35 ppt. Este ambiente se mantiene muy controlado con desinfección de agua, alta bioseguridad por control de calidad de agua, análisis bacteriológicos y reglas estrictas de entrada y salida para evitar contaminaciones.

El ciclo larvario se divide en tres estadios distintos: el estadio nauplii que dura un día (divido en cinco fases), el estadio zoea dividido en tres fases diarias cada una, y la fase mysis en tres fases diarias también. Tras estas tres fases, el camarón llegar al estadio postlarva (PL), cuando ya tiene su fenotipo de adulto, y va a seguir creciendo en tamaño hasta llegar al peso de cosecha y transferencia hasta granja. Dependiendo de los laboratorios, y también de las necesidades de los mercados y de las organizaciones de las industrias en cada país, los camarones se mantienen entre 5 y 15 días en la fase postlarvaria antes de transferirse a tanques mayores (llamados “raceways” o “maternidades” según el país) o, directamente en granja, en piscinas de precría o de engorda.

Entre cada fase del estadio larvario, los organismos mudan para poder crecer y cambiar su forma. El proceso de muda es un proceso estresante para los camarones, y por el hecho de que el exosqueleto/la cutícula de las larvas constituye la primera defensa contra los patógenos, es también un proceso que los expone a más riesgos de enfermedades. De hecho, durante el proceso de muda, son más vulnerables y no tienen ese “carpazo” natural contra los patógenos, siendo muy importante mantener las larvas en un estadio óptimo de homeostasis, y reducir al máximo el impacto de factores de estrés.

En efecto, el estrés consiste en la respuesta de un organismo a un estímulo externo imprevisto, desconocido e incontrolable, tal como lo definen Selye et al. (1956). El estrés genera la movilización del metabolismo para esta respuesta en perjuicio de funciones vitales como homeostasis, crecimiento y mantenimiento del sistema inmune. Es decir, que en situación de estrés y de muda, el organismo va a usar mucha energía para enfrentar ese estrés, alterando el funcionamiento del sistema inmune, exponiéndose a infecciones por los patógenos oportunistas naturalmente presentes en el medio ambiente.

El manejo del estrés se hace mediante diversas prácticas. Por ejemplo, reduciendo las operaciones de manejos mecánicos, la duración y repetición de transportes o transferencias, o la introducción de objetos o herramientas en el agua para muestreo. Se usan también varios complementos alimenticios para fortalecer la fisiología del camarón, como vitaminas, minerales, antioxidantes, y pre/pro/postbióticos, a veces juntos en lo que se califica de “simbióticos”.

Sin embargo, un aspecto que se suele descuidar es la gestión de la alimentación de los animales. De hecho, en vertebrados como peces (pero, también en seres humanos), las señales del estrés en el sistema cerebral activan las mismas vías que las señales del apetito (Kulczykowska y Vazquez, 2010). Así, un animal estresado no tiene apetito y para de comer, y a la inversa un animal con mucho apetito no se estresa fácilmente.

En invertebrados como los camarones peneidos (decápodos), los mecanismos de activación del estrés son más desconocidos, tanto en las fases iniciales como en las diferentes etapas larvarias. A nivel de señalización hormonal, la hormona hiperglucémica de los crustáceos (CHH, por sus siglas en inglés) representa probablemente el mecanismo neuroendocrino más reconocido que media la respuesta al estrés en los crustáceos, según los estudios principales vinculados a estos aspectos (Lorenzon et al., 2004b, 2005, 2007). La CHH es modulada por varios neuromoduladores, incluyendo las catecolaminas (Fingerman y Nagabhushanam, 1992), las cuales están involucradas en la señalización del estrés en vertebrados.

En este sentido, se puede formular la hipótesis de que un producto “neurosensorial”, un producto que actúa en las vías sensoriales con efecto directo a nivel cerebral, actuando sobre la quimiorecepción y el apetito del camarón; podría reducir el impacto del estrés a nivel cerebral del organismo. El producto ayudaría también a mejorar el consumo del alimento, y generar beneficios productivos importantes en la producción larvaria, en particular mejorando la supervivencia por estimular el consumo de alimento de todas las larvas. Estas larvas van a asimilar la energía necesaria para seguir creciendo y enfrentar los retos que los rodean y, en consecuencia, reducir el impacto del estrés.

Laboratorios Phodé, expertos en la olfacción en seres vivos y su efecto a nivel cerebral sobre el bienestar de los animales, han estudiado esta relación entre apetito y estrés durante años, para diseñar productos que actúan en este sentido. La tecnología Phodé se ha usado en laboratorios y camaroneras del Ecuador para aumentar el consumo de alimento y la supervivencia en periodos críticos debido a estrés (bajas temperaturas, transferencia, transporte).

Phodé ha aprovechado su experiencia en la industria para desarrollar una línea de productos para acuicultura, la línea Olpheel, de los cuales Olpheel Good, un producto destinado a optimizar el consumo de alimento y la reducción del estrés, ha dado resultados muy prometedores en varios laboratorios en Ecuador.

Olpheel Good en la práctica

Parte de estos resultados satisfactorios fueron obtenidos en una prueba hecha en un importante laboratorio comercial, pionero en genética y producción de nauplios en el Ecuador. En esta prueba se sembraron 40 tanques de un volumen de 20 m3 de agua, con nauplios originarios de la maduración del mismo laboratorio. Se sembraron alrededor de 2 millones de nauplios por tanque, que se alimentaron entre 6 veces por día durante las fases zoea y mysis, y 8 veces por día en la fase postlarvaria que se llevó a cabo hasta el estadio PL12, que corresponde a 12 días de cultivo en la fase postlarvaria.

En la mitad de esos 40 tanques, se adicionaron 10 g/kg de Olpheel Good a las dietas suministradas durante los 19 días de duración de la prueba. Una vez cosechados los tanques, se analizaron los datos de talla, disparidad y supervivencia. Para el análisis de resultados se realizó el Análisis de Varianza de un factor para determinar la existencia de diferencias significativas.

En los indicadores talla y disparidad no se evidenciaron diferencias significativas entre el grupo control y el grupo de prueba. En el indicador supervivencia, se evidenció una diferencia significativa favorable para el grupo de prueba con Olpheel Good del 17.29% con respecto a la supervivencia del grupo control (Figura 1).

La aplicación de Olpheel Good permitió alcanzar una supervivencia de 64% en comparación con 55% en el grupo de control.

En la prueba se sembraron 42,665,000 nauplios entre los 20 tanques de control y 41,000,000 de nauplios entre los estanques de prueba con Olpheel Good (Figura 2). Al final de la prueba se cosecharon 26,024,000 larvas de los estanques con Olpheel Good y 18,325,000 larvas de los estanques control, que fueron despachadas a granjas de producción.

Considerando una densidad de siembra igual en los dos grupos (41,000,000 individuos) y tomando en cuenta las supervivencias obtenidas, este número resultaría en 3,863,055 larvas adicionales al final de la cosecha en los estanques con Olpheel Good. Con un precio del millar de larvas de USD 2.20/1,000 larvas en el momento de la prueba en Ecuador, la aplicación del aditivo neurosensorial en los tanques permitiría en esas condiciones genera una ganancia económica de USD 8,498.72, y un retorno sobre inversión de USD 36.79 por cada dólar invertido en Olpheel Good.

Estos resultados indican que el uso de un aditivo neurosensorial, Olpheel Good, que actúa en el apetito y el bienestar de los organismos, demostró resultados muy prometedores con beneficios garantizados en productividad, bienestar de las larvas y eficiencia de manejo. Olpheel Good, producto diseñado con base en quimiorecepción y comportamiento alimenticio del camarón, se presenta como nueva herramienta de alto interés para garantizar buenos niveles de producción de larvas en laboratorios.

Este artículo es patrocinado por: LABORATOIRES PHODÉ

Las referencias y fuentes consultadas por el autor en la elaboración de este artículo están disponibles bajo petición previa a nuestra redacción.

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