Por: Dr. Ra’anan Ariav y Natan Wajsbrot *
La tilapia es el segundo pez cultivado más importante en el ámbito mundial. Entre los secretos del éxito de la tilapia está su bajo costo de producción manteniendo una alta calidad del producto, particularmente por su contenido nutricional.
La tilapia tolera además altas densidades de siembra y es ampliamente resistente a las enfermedades. De hecho, los productores de tilapia pudieron enfrentar eficazmente a los agentes patógenos bacterianos, como Streptococcus spp. y Aeromonas spp., a través de diferentes enfoques, que incluyeron el uso de aditivos alimentarios y antimicrobianos, junto con mejoras en el manejo y con estrictas estrategias de bioseguridad.
Sin embargo, la industria de la tilapia ha sido testigo recientemente de la emergencia de enfermedades infecciosas altamente virulentas como el Virus de la Tilapia de Lago (TiLV) que ha afectado tilapias silvestres y de cultivo durante más de una década.
“El TiLV se identificó y notificó oficialmente por primera vez en 2014 en el Mar de Galilea, en Israel.“
Tras conocer mejor el origen y el comportamiento de la enfermedad, se atribuyó a un incremento en la presencia del TiLV en las poblaciones silvestres de peces del Mar de Galilea, la fuerte disminución de la captura de tilapia desde 2009.
La advertencia sobre este nuevo virus se propagó rápidamente y, para mayo de 2017, la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) lanzó una alarma mundial. La FAO alertó que el virus podría afectar negativamente la seguridad alimentaria y la nutrición mundial, y recomendó a los países importadores de tilapia adoptar estrategias adecuadas de gestión de riesgo, como pruebas de diagnóstico, certificación sanitaria e imposición de medidas de cuarentena y planes de contingencia para contener los brotes.
Factores de transmisión y riesgo
La tilapia es el principal hospedero del TiLV pero otras especies importantes de la acuicultura en aguas cálidas también pueden infectarse. Algunas especies de peces son resistentes a esta enfermedad acuática emergente, como el Gourami piel de serpiente (Trichogaster pectoralis), el baza (Pangasianodon hypophthalmus), el bagre caminante (Clarias macro-cephalus), el pez cabeza de serpiente (Channa striata), la perca trepadora (Anabas testudineus), la carpa común (Cyprinus carpio), el barbo plateado (Barbonymus gonionotus), el barramundi (Lates calcarifer) y el labro roho (Labeo rohita).
Esta aparente resistencia al TiLV podría deberse a la falta de receptores virales u otros mecanismos requeridos para la replicación del virus en los hospederos. Sin embargo, otros factores, como el estrés, coinfecciones y las condiciones ambientales también juegan un papel importante en la vulnerabilidad al TiLV.
El TiLV se transmite tanto horizontalmente (entre individuos de la misma generación) como verticalmente desde los reproductores a la descendencia. En condiciones experimentales, el virus se detectó en heces y agua contaminada después de una infección intragástrica exitosa, sugiriendo una vía de transmisión oral-fecal. El virus, por lo tanto, puede propagarse horizontalmente entre congéneres que habitan en el mismo cuerpo de agua.
“La transmisión vertical del TiLV se detectó en reproductores infectados y sus crías (larvas de 2 días post-eclosión).“
Esto significa que, en teoría, es posible analizar las larvas para detectar la presencia del TiLV antes de enviarlas a las granjas, lo que representa una oportunidad importante para crear larvas libres de patógenos como el TiLV -un paso significativo en la bioseguridad-. También se plantea la hipótesis de que los moluscos, los insectos acuáticos y los invertebrados son portadores potenciales del TiLV y, por tanto, el virus también podría transmitirse a través de estos organismos.
Sin embargo, es necesario realizar más investigación para confirmar las vías de transmisión a través de estos vectores. En términos generales, estas múltiples vías de transmisión hacen que la contención de brotes sea particularmente desafiante.
A pesar de que el TiLV es un virus recientemente identificado, han sido propuestos algunos efectores directos como factores de riesgo importantes para su propagación, a saber, la presencia y proximidad de poblaciones infectadas, silvestres o cultivadas; y las temperaturas de agua que oscilan entre 25°C y 31°C.
Otros factores de riesgo incluyen cualquier cambio que pueda afectar el estado inmunológico de los peces y hacerlos más vulnerables a la presencia del virus, ya sea alterando directamente la inmunocompetencia de los peces o su homeostasis. Esta última, que obliga a los peces a rebalancear energéticamente sus condiciones fisiológicas, es referida como factor de inmunosupresión e incluye parámetros ambientales sub óptimos, aumento de la densidad de siembra y presencia de infecciones secundarias bacterianas y/o parasitarias de base.
Signos clínicos y diagnóstico
Los signos clínicos de TiLV incluyen movimientos letárgicos y cambios en el comportamiento de los peces, como nado cerca de la superficie del agua, movimientos de círculo, separación del cardumen, movimientos erráticos y pérdida de apetito (ver Figura 1). También pueden presentarse lesiones oculares y cutáneas, decoloración y distensión abdominal. Sin embargo, la infección por TiLV no se limita necesariamente a estos signos y cambios de comportamiento. Dado que son similares a los asociados con otras enfermedades de la tilapia, la identificación de la enfermedad a menudo se basa en métodos de diagnóstico más específicos, como evaluación histopatológica o herramientas moleculares más recientes, que involucran la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
“La tilapia es el principal hospedero del TiLV pero otras especies importantes de la acuicultura en aguas cálidas también pueden infectarse.“
Observación histológica
Los cambios histopatológicos asociados con el TiLV en cerebro, hígado, bazo, branquias, ojos y riñón. La característica histopatológica más común en las tilapias infectadas es la hepatitis sincitial, caracterizada por el desarrollo evidente de múltiples núcleos en una sola célula hepática. Además, las lesiones histopatológicas recurrentes encontradas en los peces infectados con TiLV fueron intensificadas por la obstrucción/reducción de los túbulos renales. Las infecciones oculares pueden también ser encontradas en los peces en el curso de la enfermedad, que en casos extremos conllevan a endoftalmitis y cataratas.
Análisis Molecular
El desarrollo de técnicas de detección molecular para TiLV, como la hibridización in situ (HIS) y la PCR, permiten la detección temprana de la enfermedad. Además, estas técnicas moleculares proporcionan un mayor entendimiento de los múltiples factores involucrados en el proceso de la enfermedad, generando conocimiento sobre la interacción del TiLV con la tilapia y el desarrollo de métodos efectivos para controlar el virus.
Control y prevención de TiLV
Actualmente las medidas de bioseguridad y las buenas prácticas en el manejo son las mejores medidas de prevención y control para el TiLV (ver Figura 2). Todos los envíos de tilapias vivas (incluidas las ovas) deben estar estrictamente regula- dos y monitoreados para detectar la posible presencia del TiLV. Dado que el TiLV se puede transmitir verticalmente, el establecimiento de una población de reproductores libres de patógenos específicos (LPE) es esencial para evitar la propagación de la enfermedad. Aunque esto requiere una evaluación rigurosa de los reproductores para esta patología, hacerlo asegurará alevinos libres del TiLV, que es clave para controlar la enfermedad durante la etapa temprana de producción.
“El TiLV se transmite tanto horizontalmente (entre individuos de la misma generación) como verticalmente desde los reproductores a la descendencia. En nes experimentales, el virus se detectó en heces y agua contaminada después de una infección intragástrica exitosa, sugiriendo una vía de transmisión oral-fecal.“
Las instalaciones de acuicultura deben implementar estrictas medidas y estándares de bioseguridad para evitar que el virus se propague en la granja. El punto de partida debe ser un plan de bioseguridad que delinee las rutinas de monitoreo de la enfermedad, las normas estrictas para la cuarentena de nuevos peces y los protocolos específicos para desinfectar materiales, agua y vehículos.
Es también fundamental establecer como tarea rutinaria la eliminación inmediata de los peces moribundos y muertos de los tanques, para evitar la transmisión del TiLV. El uso de desinfectantes también se debe promover, varios estudios muestran que los desinfectantes comunes, como el hipoclorito de sodio (NaOCl), el peróxido de hidrógeno (H2O2) o la formalina, pueden reducir la carga del TiLV a un nivel mínimo.
La vacunación también puede ser una herramienta efectiva para prevenir los brotes del TiLV. Aún no se dispone de una vacuna para el manejo del TiLV, pero los estudios han demostrado que los peces que sobreviven a la infección presentan una inmunidad protectiva eficaz contra el TiLV. Estos hallazgos sugieren que la tilapia puede desarrollar inmunidad al virus y, por lo tanto, una vacuna contra el TiLV podría controlar la propagación de la enfermedad.
Actualmente se están desarrollando vacunas contra el TiLV (tanto atenuadas como inactivadas) basadas en preparaciones de cultivo celular y su eficacia se está probando en condiciones de laboratorio. La vacunación parece una solución prometedora, pero se requiere más investigación para determinar el mejor tipo de vacuna (virus vivo atenuado o inactivado) y el método de vacunación más efectivo (inmersión, inyección u oral).
El camino a seguir
La propagación del TiLV en América Latina, África y Asia podría causar una pérdida económica significativa para los productores de tilapia. Esto trae, en consecuencia, desafíos sociales y ambientales. Por esta razón, la FAO enfatiza en la necesidad de un programa de monitoreo internacional dirigido a identificar las poblaciones de tilapia que están infectadas, e implementar estrictas medidas preventivas entre las poblaciones de tilapia libres del TiLV.
Si bien el comercio mundial de peces vivos es hoy en día una realidad común, el transporte de tilapias vivas, desde los reproductores hasta las ovas o alevinos, debe ser adecuadamente regulado para evitar la propagación del TiLV. Sin embargo, y dado que aún no está claro si otros animales acuáticos pueden diseminar el virus o actuar como reservorio, es imperativo que se promuevan los esfuerzos de monitoreo e investigación para comprender mejor el papel de los diferentes vectores de transmisión y cómo regularlos.
4 ideas sobre “Virus de la Tilapia del Lago: signos clínicos, diagnóstico de la enfermedad y prevención”
que medicamentos se deben usar para prevenir y controlar el virus de la mojarra del lago
que medicamentos se deben usar cuando se presenta el virus de la mojarra del lago
Muy interesante para tener en cuenta todas estas recomendaciones
Como puedo contrarrestar el virus en un cuerpo de agua cenagozo con una extensión de agua inmensa