Por: Stephen G. Newman*
El clima es un fenómeno complejo que determina la habitabilidad de los entornos. Los climas evolucionan de manera constante en respuesta a muchas variables. Estos cambios pueden tener amplias repercusiones sobre las plantas y los animales, por lo general, como resultado de pequeños cambios a lo largo del tiempo, pero, en ocasiones, pueden producirse y se producen rápidamente grandes cambios.
Entre las variables cambiantes que afectan el clima se encuentran los gases de efecto invernadero, los cuales incluyen vapor de agua, metano y dióxido de carbono. Los niveles de dióxido de carbono alcanzaron en mayo de 2024 los niveles más altos que se recuerden desde que la humanidad empezó a llevar registros. Los niveles fueron un 3% superiores en comparación con el mismo periodo del año pasado. Se trata del aumento más grande jamás registrado, y es indicativo de lo que nos espera.
Algunas de las variables se ven afectadas por la naturaleza de la ecología terrestre, la influencia del sol, la inclinación del eje de la Tierra, etc. Otras son el resultado de la actividad humana, como el deterioro del medio ambiente debido a prácticas insostenibles. Contaminación es un término genérico que se refiere a la adición de sustancias al medio ambiente que tienen un impacto negativo.
Hay muchos ejemplos que demuestran que las actividades humanas han afectado al clima. A escala mundial, también estamos asistiendo a una reducción de los niveles de oxígeno en muchos ecosistemas de agua dulce y salada. Esto incluye la generalizada desertización (el Sáhara fue una vez un frondoso bosque tropical) y el aumento de la frecuencia y los tipos de floraciones de algas en estuarios y otros cuerpos de agua. Si a esto añadimos las fluctuaciones regionales de temperatura, que hacen el entorno inhóspito para las actividades normales de los seres humanos y otros animales, el escenario está preparado para un mundo más cálido con sus desafíos.

En estos momentos, la Tierra se encuentra en medio de un ciclo que oscila entre una era glacial y un planeta mucho más cálido. Es necesario reconocer que los seres humanos pueden producir profundos impactos negativos en su entorno. A medida que la población humana sigue aumentando, puede moldear los entornos, haciéndolos menos habitables para los seres humanos. Lo que está ocurriendo es muy complejo. El cambio climático es inexorable y normal, aunque su origen humano es pernicioso.
Sin duda, la humanidad en su conjunto irá comprendiendo cada vez mejor la naturaleza de los factores que originan los cambios que estamos presenciando. Sin embargo, por ahora, es bastante evidente que la actividad humana está aumentando la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera y no hay pruebas de lo contrario.
Dicho esto, el propósito de estas reflexiones no es persuadir al lector, en un sentido u otro, en cuanto a las causas, sino simplemente considerar que muchas actividades agrícolas siguen viéndose afectadas y que la productividad acuícola internacional, en rápido crecimiento, es muy vulnerable a los impactos negativos.La temperatura media mundial está aumentando y cada año se baten nuevos récords. Los efectos indirectos pueden ser enormes. Este calentamiento está provocando el descongelamiento de enormes zonas de capa de hielo natural, o suelo permanentemente helado, que libera metano, un subproducto de la descomposición bacteriana de la materia vegetal y un gas de efecto invernadero muy potente.
Todo indica que, a menos que se produzca un enfriamiento drástico (como una gran explosión volcánica, el impacto de un gran asteroide o, Dios no lo quiera, una guerra nuclear), la temperatura de la atmósfera y de los océanos aumentará progresiva y rápidamente. La magnitud del impacto dependerá del aumento medio y de su repercusión en las condiciones climáticas generales. Aunque la humanidad pueda disminuir el ritmo de aumento o detenerlo, el impacto no desaparecerá.
Mi tesis aquí es especular sobre cuál será el impacto en la industria mundial de la acuicultura, la cual depende totalmente del acceso a entornos propicios para la producción óptima de las especies cultivadas. La acuicultura consiste en la producción de animales y plantas en ecosistemas acuáticos. A medida que la población mundial sigue aumentando, es esencial disponer de tecnologías sostenibles, de alta calidad y lo menos perturbadoras posible para la producción de alimentos.
Cuando se desarrolla de forma responsable con prácticas verdaderamente sostenibles, la acuicultura es una valiosa fuente de proteínas nutritivas a bajo precio. Aun cuando no se lleva a cabo de forma responsable en todas partes, se reconoce ampliamente que debemos avanzar en esa dirección. Los entornos contaminados no favorecen una producción acuícola óptima y rentable.
Por supuesto, las poblaciones naturales también se verán afectadas y se adaptarán o se trasladarán, en la medida de lo posible, a entornos menos hostiles y ecológicamente más favorables. Los acuicultores pueden acortar los ciclos y dejar los estanques y/o las jaulas vacías durante los meses en los cuales las temperaturas son demasiado altas para la producción. En algunos casos, pueden compensar cambios menores construyendo estanques más profundos o sumergiendo las jaulas en aguas más frías… En otros, no.
La Figura 1 muestra cómo la temperatura media mensual mundial ha ido aumentando de forma más o menos constante desde el año 2000. Es evidente que, tanto el ritmo como la cantidad, están aumentando.
La producción en interiores mediante sistemas de recirculación acuícola (RAS, por sus siglas en inglés) ofrece algunas esperanzas para compensar parte de esta situación, aunque es muy poco probable que puedan sustituir los volúmenes totales. Aunque esta tecnología todavía está madurando, los costos globales tienden a ser mucho más elevados que las prácticas actuales en medio abierto. Nótese que esto no es blanco o negro.
En este momento de mi vida, soy bastante escéptico sobre la capacidad de la humanidad para abordar esto de una manera lógica. No parece que podamos detener el tren global de mercancías que la superpoblación está asegurando que se abalanza sobre la humanidad.
Hay quien dirá que hay recursos suficientes que, si estuvieran disponibles de manera más uniforme, garantizarían una nutrición adecuada para todos. Otros dirán que los recursos de la Tierra se están agotando a un ritmo alarmante y que, si no reducimos nuestra población, crearemos entornos hostiles para la agricultura y, por tanto, para la sostenibilidad humana.
La acuicultura se verá afectada de varias maneras. Por ejemplo, las zonas que han sido propicias para el cultivo en jaulas en entornos poco profundos dejarán de serlo. También, se debe tener en cuenta que la producción requiere fuentes de nutrientes. Los camarones y los peces necesitan alimentos manufacturados para garantizar tasas de crecimiento aceptables y costos de producción razonables.
La harina de pescado es uno de los principales componentes del alimento de muchos animales marinos de piscifactoría, y depende de poblaciones densas de especies que no se usan mucho como alimento. Es muy probable que estos entornos se vean afectados y, que ello, presagie la extinción o la migración de las poblaciones a entornos menos estresantes. El acceso a los alimentos es un elemento crítico.
Las corrientes de salmón (crías de salmón, smolts, que se desplazan desde sus lugares de nacimiento en agua dulce hacia el océano abierto) se están viendo afectadas por las altas temperaturas en las corrientes de agua críticas hacia el océano. Se han observado altos niveles de mortalidad en algunas de ellas y las soluciones propuestas consisten en transportar a los peces para que eviten esas zonas. A medida que las aguas sigan calentándose, esto planteará grandes retos.
Los niveles de oxígeno están disminuyendo en todo el mundo en muchos entornos de agua dulce y salada. ¿Qué se puede hacer al respecto?
Mejorar genéticamente la capacidad de los organismos para tolerar las condiciones extremas −que probablemente se convertirán en la norma− es una posibilidad, aunque es más probable que existan límites prácticos en cuanto a las temperaturas y otras condiciones ambientales extremas que estos pueden tolerar y durante cuánto tiempo antes de deteriorarse. Los organismos debilitados suelen ser más susceptibles a los patógenos y el número de patógenos obligados necesarios para producir enfermedades puede disminuir, al igual que el número de patógenos oportunistas, cada vez más letales.
Inicialmente, lo más probable es que asistamos a un cambio geográfico que permita la producción en zonas más adecuadas. A medida que continúe el cambio climático, estas serán cada vez menos. Los RAS ofrecen cierto potencial, pero, como ya se ha dicho, no pueden sustituir económicamente a todas las especies que se crían de forma viable. La escasez de determinadas especies afectará su disponibilidad y, a su vez, hará subir los precios. Esto limitará la demanda y, con el tiempo, algunas especies resultarán demasiado costosas de producir desde el punto de vista económico. A medida que las zonas tradicionales de cultivo pierdan capacidad para mantener los niveles de producción históricos, intentarán trasladarse; de lo contrario, la productividad disminuirá hasta el punto de que la producción será escasa o nula.
Las grandes empresas productoras integradas verticalmente se trasladarán allá donde los recursos lo permitan, aunque no está nada claro dónde acabará todo esto. Algunos predicen que grandes extensiones de las zonas donde viven actualmente los humanos, se volverán demasiado hostiles para la vida cotidiana y se producirán migraciones masivas forzadas. Otros especulan con que los humanos se adaptarán y que el impacto tendrá un límite. En cualquier caso, es muy probable que todas las prácticas del sector agropecuario se vean afectadas, ya sea producción de trigo, pollo, ganado vacuno, o acuicultura.
* Stephen Newman es doctor en Microbiología Marina con más de 30 años de experiencia. Es experto en calidad del agua, salud animal, bioseguridad y sostenibilidad con especial enfoque en camarón, salmónidos y otras especies. Actualmente es CEO de Aquaintech y consultor para Gerson Lehrman Group, Zintro y Coleman Research Group.
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