Por: Redacción de PAM*
Alfredo Molina, CEO de AQUAMOL, habló sobre los desafíos y oportunidades del sector. Destacó la importancia de la genética y las mejoras en los procesos de producción que han impulsado el crecimiento de la industria, resaltando el gran potencial de la industria de la tilapia en México y la necesidad de trabajar en conjunto para aprovechar las oportunidades.
Alfredo Molina, CEO de AQUAMOL, una empresa clave en el desarrollo de la industria de la tilapia en México, habló sobre los desafíos y oportunidades del sector. Destacó la importancia de la genética y las mejoras en los procesos de producción que han impulsado el crecimiento de la industria. Sin embargo, señaló que aún falta una mayor asociación entre los productores, acceso a financiamiento y campañas de promoción del consumo de tilapia.
Además, mencionó la llegada de nuevas líneas genéticas que podrían beneficiar aún más a los productores mexicanos. En general, Molina resaltó el gran potencial de la industria de la tilapia en México y la necesidad de trabajar en conjunto para aprovechar las oportunidades.
Introducción
Salvador Meza: Bienvenido al podcast “Proveedores Acuícolas”. Hoy tenemos con nosotros a Alfredo Molina, director general de AQUAMOL, una empresa que ha sido clave en el desarrollo de la tilapia en México. Con Alfredo hablaremos de genética, de resiliencia empresarial, de cómo sobrevivir a crisis políticas y medioambientales, y de la importancia de pensar en la acuicultura como un negocio pecuario de largo plazo. Alfredo, muchas gracias por acompañarnos.
Alfredo Molina: Gracias a ti, Salvador, por la invitación. Es un gusto poder compartir experiencias y reflexiones sobre la producción de tilapia en México.
Orígenes de AQUAMOL
Salvador Meza: Para quienes no conocen AQUAMOL, cuéntanos cómo surgió y qué papel juega hoy en la industria de la tilapia en México.
Alfredo Molina: AQUAMOL nació hace casi 40 años, gracias a mi padre. Él fue técnico pesquero y recibió capacitación en Israel en el cultivo de carpas y tilapia. Regresó a México con esa visión y comenzó a aplicar lo aprendido. Yo me involucré muy joven, y llevo ya tres décadas en esta actividad. Con el tiempo, AQUAMOL se volvió un punto de referencia en genética. Podría decir que existe “un antes y un después” en el cultivo de tilapia en México desde que empezamos a introducir líneas genéticas mejoradas, allá por 2011-2013.
Formación internacional y de aprendizajes
Salvador Meza: Tú estudiaste biología, ¿Cierto?
Alfredo Molina: Sí, egresé en 2002 y siempre tuve claro que la acuicultura sería mi campo. Además de mis estudios, me capacité en granjas en Estados Unidos, Brasil y Tailandia. Pasé por Mississippi, California, Sao Paulo y centros asiáticos de referencia. Todo eso me permitió ver cómo se manejan granjas a gran escala, cómo funcionan los programas de incubación y hatchering, y lo más importante: que la innovación diaria es la única forma de mantenerse vigente.
Salvador Meza: ¿Alguna experiencia te marcó especialmente?
Alfredo Molina: Sí, conocer a Sergio Zimmermann, genetista brasileño, en 2007. Él me transmitió la pasión por el mejoramiento genético en tilapia. Años después, en 2013, le propuse colaborar en México. Esa alianza cambió todo: importamos líneas desde Brasil con más de 27 generaciones de trabajo genético, probablemente las más longevas del mundo.

El impacto de las nuevas líneas genéticas
Salvador Meza: ¿Qué pasó cuando introdujeron esas líneas en México?
Alfredo Molina: Fue revolucionario. Antes, una tilapia local tardaba cuatro meses en llegar a 100 g, y ocho o nueve meses en alcanzar 400-500 g. Con las nuevas líneas, en mes y medio ya teníamos peces de 100 g, y en cuatro a cinco meses llegaban a un kilo. Eso sorprendió a todos. Hubo un cliente que se quejaba de tener peces de 2 a 3 kilos y no saber qué hacer con ellos. ¡Imagínate el cambio!
Salvador Meza: ¿Dirías que se adelantaron varios años a lo que se esperaba en el país?
Alfredo Molina: Sin duda. Al menos 5 o 6 años. Esto nos dio ventaja, pero también generó confusión. Era como poner un Ferrari en manos de alguien, y lo conducía por una terracería, no por una autopista. Muchos productores no tenían todavía las capacidades técnicas para aprovechar esa genética.
La curva del aprendizaje en México
Salvador Meza: Entonces, el problema no era solo la genética, sino el manejo.
Alfredo Molina: Exactamente. El productor debía manejar agua, nutrición, bioseguridad, todo un sistema. Y al no hacerlo, no obtenía los resultados esperados. Algunos incluso prefirieron vender crías rápidas para obtener flujo, en vez de enfocarse en engorda y carne. Eso frenó la adopción de genética avanzada.
Salvador Meza: ¿Por qué en México muchos productores que empiezan en el cultivo de tilapia prefieren producir sus propias crías, engordarlas y hasta fabricar su propio alimento, en lugar de especializarse en la engorda y en la comercialización de carne, como ocurre en países de Asia donde solo unas cuantas empresas se enfocan en la producción de alevines para todo el mercado?
Alfredo Molina: Correcto. En Tailandia son dos o tres compañías. En China, algo similar. Aquí en México, cada productor quiere hacer todo: producir, criar, engordar, vender alimento, comercializar. Es parte de la cultura. Esa dispersión limita la eficiencia y nos resta competitividad.

Resiliencia y supervivencia en la industria
Salvador Meza: ¿Cómo sobrevivieron ustedes en medio de esa falta de preparación en el entorno?
Alfredo Molina: Con resiliencia y capacitación constante. No nos quedó otra. Innovamos en sistemas de recirculación de agua hasta lograr cero gastos de agua, certificamos procesos RAP en cría y engorda, y mantuvimos alianzas técnicas globales. La filosofía fue: si al productor le va bien, a nosotros también. Además, enfrentamos crisis como la alarma del “TiLV” (virus de la tilapia del lago) que nunca existió en México. Sobrevivimos porque teníamos procesos sólidos y no dejamos de innovar.
Certificaciones: costo o inversión
Salvador Meza: Muchos productores ven las certificaciones como un gasto.
Alfredo Molina: Es un error. Sí, implica invertir en laboratorios, biólogos, patólogos, químicos, auditores. Pero, al estandarizar procesos eliminas pérdidas ocultas. Eso vuelve competitivo al productor y a la empresa. El problema es que el mercado interno aún no lo valora: muchos clientes siguen comprando lo más barato, sin importar calidad ni inocuidad.
Cultura empresarial y falta de asociacionismo
Salvador Meza: Me llama la atención algo: ¿Por qué en México cuesta tanto que los productores se asocien?
Alfredo Molina: Es cultural. Falta visión empresarial. En otros países entienden que cada eslabón debe especializarse y cooperar. Aquí, los productores quieren hacerlo todo, sin delegar ni confiar. Eso lleva a ineficiencias. En un momento existieron los sistemas producto, que permitían cierta coordinación. Pero, hoy no hay uniones fuertes de productores de tilapia. Sin asociacionismo no podemos negociar mejores precios, acceder a certificaciones colectivas o defendernos de importaciones.

Importaciones y competencia desleal
Salvador Meza: Hablemos de las importaciones.
Alfredo Molina: México importa cerca de 420 millones de dólares en tilapia al año. Filetes de China llegan hasta 20% más baratos que nuestro costo de producción. Esto tumba precios locales. En Semana Santa de 2025, por ejemplo, la tilapia se vendió a MXN 55/kg (USD 2.96/ kg), cuando el año anterior estaba en MXN 70-75/kg (USD 3.76-4.03/kg). Además, el consumidor se confunde: ve filetes chinos con sobreglaseado y cree que toda la tilapia es igual. Eso daña la percepción de la tilapia mexicana, que es de mucho mayor calidad.
El potencial del consumo interno
Salvador Meza: Aun así, la tilapia tiene una ventaja: es muy consumida en México y el mundo.
Alfredo Molina: Así es. Yo lo llamo el “pollo acuático”: resiliente, adaptable y con alto valor nutricional. En Asia, Estados Unidos, Canadá, en todos lados se consume mucho. El problema en México es que falta una campaña seria de promoción. La tilapia podría estar en cualquier platillo, cualquier día de la semana. No deberíamos depender solo de la cuaresma.

Atracción de talento y nuevas generaciones
Salvador Meza: Otro reto es la falta de jóvenes interesados en la acuicultura.
Alfredo Molina: Sí, es un problema de todo el campo mexicano. Los jóvenes no quieren trabajar en el sector primario. Pero hay señales de esperanza: segundas generaciones de familias productoras están regresando con formación universitaria. Son más arriesgados, con hambre de crecer. Recientemente, un joven egresado de Biología me sorprendió por lo que ya sabía del sector y por sus ganas de emprender una granja. Creo que esa nueva generación será clave para el futuro.
El futuro genético: la línea Spring
Salvador Meza: Mencionaste que pronto llegará la línea Spring Genetics a México.
Alfredo Molina: Correcto. Es una de la mejores del mundo. Tiene resistencia a Streptococcus y está muy adaptada a cultivos en jaula. Nosotros seguiremos ofreciendo también nuestra línea, que es muy estable y adaptada a condiciones mexicanas. Así el productor podrá elegir. El verdadero beneficio será tener dos “autos de carrera” en el mercado, siempre que los productores entiendan que necesitan también vacunación, biotecnología y manejo técnico.

Piratería genética y servicio técnico
Salvador Meza: Pero, la piratería sigue siendo un problema.
Alfredo Molina: Muy grande. Pequeños productores toman nuestras crías, hibridan y venden a bajo precio. El rendimiento nunca es igual, pero confunden al mercado. Para nosotros, no queda más que demostrar con hechos: mejores factores de conversión, más supervivencia, mayor peso. Solo así el productor entiende que la genética certificada le dará más dinero. Estamos iniciando un programa de servicio técnico y capacitación para clientes, aunque debemos escoger bien dónde ofrecerlo. No todos valoran esa asesoría, y es un costo alto. Creemos que a largo plazo es indispensable.
Los retos principales del sector
Salvador Meza: Si tuvieras que resumir los retos más importantes para la tilapia en México, ¿Cuáles serían?
Alfredo Molina:
🗸 Falta de asociacionismo: necesitamos unirnos para acceder a mercados grandes.
🗸 Financiamiento limitado: no hay acceso fácil a créditos para crecer.
🗸 Cultura empresarial rezagada: el productor aún prioriza precio sobre calidad.
🗸 Importaciones baratas: compiten deslealmente con nuestro producto.
🗸 Ausencia de campañas de consumo: necesitamos promoción para aumentar la demanda interna.

Optimismo y visión a largo plazo
A pesar de todos estos retos, Molina es optimista:
🗸 Con mejor genética y certificaciones, México podría exportar a Estados Unidos en pocos años, sobre todo con los aranceles que hoy afectan a China.
🗸 La calidad de la tilapia mexicana está a la altura de las mejores granjas de Asia.
🗸 Lo único que falta es organización y visión compartida.
Alfredo Molina: México es un monstruo dormido en tilapia. El día que logremos organizarnos, despertará un gigante capaz de competir en cualquier mercado.
Al cierre
La conversación concluye con un llamado a la asociación nacional de productores. Para Molina, solo unidos se podrá gestionar vacunas, financiamiento, campañas de consumo y representación frente a autoridades.
Al despedirse, reitera que AQUAMOL distribuye crías en todo el país y busca pronto exportar a Centroamérica.
Salvador Meza: Gracias, Alfredo. Ha sido una plática muy interesante.
Alfredo Molina: Gracias a ti, Salvador. Ojalá que con esas reflexiones logremos que la tilapia mexicana ocupe el lugar que merece.
Este artículo es patrocinado por: AQUAMOL
Esta es una versión resumida desarrollada por el equipo editorial de Panorama Acuícola Magazine del episodio “TILAPIA EN MÉXICO: GENÉTICA, RESILIENCIA Y VISIÓN A LARGO PLAZO” del podcast “Proveedores Acuícolas” moderado por Salvador Meza, editor de Panorama Acuícola Magazine. Se puede acceder a la versión completa a través de https://www.youtube.com/watch?v=0SVI8MeYh0c
Alfredo Molina
CEO de AQUAMOL
Para más información:
Web: www.aquamol.mx
Correo electrónico: xxx@xxxx.com
*Salvador Meza
Editor & Publisher de Panorama Acuícola Magazine.

