Por: Roberto Arosemena*
A pesar de ser una potencia global, Estados Unidos ocupa apenas el 17º lugar en producción acuícola mundial. Esta limitada oferta nacional ha generado un déficit comercial de más de USD 20,300 millones en productos acuícolas, una brecha que representa una oportunidad clave para los exportadores internacionales, especialmente aquellos en la región.
Situación actual de la acuicultura en Estados Unidos
Según el informe de la Oficina de Censo del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (2023), publicado en diciembre de 2024, el valor total de la producción acuícola nacional alcanzó USD 1,908 millones, lo que representa apenas el 7% del valor de la demanda interna de pescados y mariscos del país.

La acuicultura en EE. UU. se lleva a cabo en 3,453 granjas y se concentra en dos categorías de productos principales: peces para consumo humano y moluscos.
En lo que respecta a los peces para consumo humano, la producción de bagre lidera con 160,940 toneladas, seguida de lejos por la trucha (21,908 toneladas) y la tilapia (6,814 toneladas). Además, existe una producción significativa de peces para la repoblación de cuerpos de agua dedicados a la pesca deportiva, así como de peces de carnada para este mismo fin.

Esta producción se concentra principalmente en el sureste del país, con estados como Mississippi, Louisiana y Florida a la cabeza, seguidos por Arkansas y Texas.
El cultivo de moluscos está representado por la producción de ostiones (57,500 toneladas) y almejas (42,747 toneladas) y se realiza principalmente en los estados de Washington y Virginia y, en menor medida, Maine.
La producción de crustáceos se restringe básicamente a la producción de acociles (Procambarus sp) en el sureste del país alcanzando las 42,542 toneladas, mientras que el cultivo de camarones no es significativo con solo 1,265 toneladas reportadas.

Razones del rezago en la producción acuícola
Estados Unidos, a pesar de ser la mayor economía del mundo (1.4 veces más grande que China), uno de los mayores mercados globales con 336 millones de habitantes, además de ser líder en desarrollo tecnológico y el mayor exportador de productos agrícolas, entre otras fortalezas que presenta, enfrenta un rezago significativo en su producción acuícola… ¿Por qué?
1. Regulaciones complejas
Las rigurosas regulaciones ambientales, tanto a nivel federal como estatal, dificultan y encarecen el establecimiento y operación de granjas acuícolas. El proceso de permisos es lento y burocrático, desincentivando la inversión.
2. Preocupaciones de sostenibilidad
Los consumidores y grupos ambientalistas han expresado preocupaciones sobre el bienestar animal y la sostenibilidad de la acuicultura, lo que ha generado bloqueos y acciones legales contra proyectos acuícolas.
3. Altos costos de producción
Los costos operativos, incluyendo mano de obra, tierra y cumplimiento normativo, son más altos que en otros países, lo que reduce la competitividad de los productos nacionales frente a las importaciones.
4. Limitaciones geográficas y climáticas
No todas las regiones del país son aptas para la acuicultura debido a factores como el clima, la disponibilidad de agua y la topografía.
5. Dependencia de importaciones
La alta dependencia de productos acuícolas importados, que suelen ser más baratos, reduce la presión para desarrollar una industria local fuerte.
Una demanda creciente
En 2023, EE. UU. importó productos acuícolas por un valor de USD 25,300 millones para satisfacer su demanda interna. Las tendencias del mercado sugieren que este nivel de importaciones seguirá creciendo debido a factores como:
- El aumento de la conciencia nutricional entre los consumidores que buscan alimentos más sanos.
- La diversificación de la oferta y la disponibilidad de nuevos formatos de productos.
- La influencia de la inmigración y la diversidad cultural, que impulsan el consumo de pescados y mariscos.
- El incremento del poder adquisitivo de la población.
- La disponibilidad de productos importados a precios competitivos.
Conclusión. Una oportunidad para los exportadores
Dado que muchos de los desafíos que enfrenta la acuicultura en EE. UU. son de naturaleza estructural y no se resolverán a corto plazo, sería lógico pensar que el país siga dependiendo de las importaciones para abastecer su creciente demanda.
La certeza de un mercado en crecimiento, que no cuenta con una oferta local para abastecerlo, representa una oportunidad estratégica para los países de la región. Los países dentro del área de influencia de este mercado deberían considerar lo anterior como un incentivo para promover la inversión en proyectos acuícolas orientados a la exportación hacia EE. UU.
Para las empresas ya establecidas, el “nearshoring” −relocalizar sus operaciones a ubicaciones más cercanas al mercado estadounidense− ofrece ventajas logísticas y competitivas, lo cual les permitirá aprovechar la demanda creciente y posicionarse como proveedores clave en uno de los mercados más grandes del mundo.
Las referencias y fuentes consultadas por el autor en la elaboración de este artículo están disponibles bajo petición previa a nuestra redacción.

* Roberto Arosemena es ingeniero Bioquímico con especialidad en Ciencias Marinas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Guaymas, y obtuvo su maestría en Acuacultura por la Universidad de Auburn, Alabama en Estados Unidos. Cuenta con más de 35 años de experiencia en el sector acuícola nacional e internacional. Ha ocupado diferentes cargos tanto en el sector tanto privado como gubernamental entre los que destacan haber sido presidente fundador de Productores Acuícolas Integrados de Sinaloa A.C., empresa integradora constituida por 32 granjas camaroneras. Fue director general fundador del Instituto Sinaloense de Acuacultura por más de 9 años. Se desempeñó como secretario técnico de la Comisión de Pesca en la Legislatura LXII en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Asimismo, ocupó el cargo de director ejecutivo del Consejo Empresarial de Tilapia Mexicana A.C., Actualmente se desempeña como director general de NDC Consulting Group y como socio fundador y director ejecutivo del Centro Internacional de Estudios Estratégicos para la Acuicultura (Panamá).